...mis veintisiete caracteres con que debo escribir cada vez que las manos se desatan...
21 diciembre 2008
20 diciembre 2008
...Soliloquio 1..
04 diciembre 2008
Quiero alcanzarte
Cuesta tanto trabajo despertar, con la botella al lado después de una tremenda noche de parranda. Los amigos se han ido, los conocidos. Nadie se quedó después del último trago de licor. El imán ha terminado su eficaz atracción. Sólo queda la casa vuelta loca, el estéreo encendido todavía y mi perro debajo de los cojines del sofá que volaron, parece que sigue dormido, por lo menos lo finge y le sale bien.
Al abrir la ventana encuentro un sol tremendo que me rostiza apenas corro las cortinas, y el estar en el quinto piso me rovoca vértigo todavía. Los edificios se elevan incólumes entre las riadas de gente y automóviles, resisten todo, siguen de pie.
Un par de aspirinas y una coca cola fría aliviarán la cefálea, y espero que el baño de agua tibia haga lo mismo con el cansancio. Relajación. Descanso. Muerte. Terror.
Tu silueta dibujada con labial en la pared sigue allí, no se ha borrado, parece que es una buena contendiente contra el tiempo pues ha soportado a pie firme y hasta ahora no he tenido una sola queja de su parte. Creo que le gusta ese lugar, será porque está frente al espejo: es tu silueta!
Respiro hondo y despacio para que los pulmones se llenen de paz, para que no exploten mis ojos de llorar, para drenarlos poco a poco, mientras el mundo afuera sigue su camino, como una película que se repite en el ciclorama celestial todos los días, una función eterna, casi una condena.
Ya ni siquiera la luna me sorprende. Espera, mi perro no ha comido.
III
Tarareo alguna tonada para que te duermas, y con mis dedos contornear tu boca aprendiéndola otro poquito.
Me acerco a ti con los nervios de un primerizo, y siento tu respiración fugaz en mi nariz. El momento es místico, es el Nirvana amoroso, la consumación de lo escrito. Si estuvieras despierta no sería igual.
Te dibujo en la estrellas un retrato con mis ojos, para que no te me olvides ni en la ocsuridad.
Siento el calor de tus labios en los míos, la sangre que ebulle en tu boca roja, carnosa, un beso sin movimiento, puro. El mero contacto que conforma a mi alma. El deseo tantas veces anhelado ya cumplido. Siento que robo tu voluntad pero no me detengo, es un instante delicioso... El mundo se desvanece.
IV
Unos dicen que yo te asesiné, que me vieron con tu cadaver en mi casa; pero es que tú no estabas muerta, simplemente estás dormida pero no quieres despertar porque temes enamorarte de mi, siempre has tenido miedo de amarme. No quieres despertar.
Yo no pude matarte porque tu corazón sigue latiendo, tu corazón que es el mío... no puedes estar muerta.
Dicen que estabas azul cuando llegaron por ti, no entienden que tu color siempre ha sido ese, no saben nada, y ya nos han separado... y no me dejan tocar tus labios otra vez.
Poca memoria
tan intempestivo
llegué a tu cuerpo y reventé en tu piel
me deshice en tu cabello
asi fue
Como el sol acaricié tus pensamientos
te bañé con mi ternura
mi cálidez, mi abrazo
te iluminé el camino...
pero llegó la noche
Fuiste roca que tallaba
con mis manos de río
de agua corriente, hasta redondearla
pulirla con cariño y esmero
y rodaste hasta la orilla
Y sólo yo te conozco,
yo fui la casualidad,
el azar, la situación.
Tú eres la eternidad
el paisaje que embellece,
eres Natura,
la solidificaión...
y yo, yo ni un recuerdo soy
Collage
-No tendrías porque temer después de tantas veces que lo has hecho.
-Quizá, pero todavía de sentía algo inseguro, probablemente sea que es la primera vez que hablo ante tanta gente de mi vida, de mis proyectos, de todo lo que ambiciono y que no sé si lograré hacer. Además, tengo que parecer sereno ante las cámaras y sabes cómo me pongo nervioso cuando siento tu mirada, imagínate saber que del otro lado de ese inerte cristal hay miles, o millones de personas esperando que diga algo inteligente, de esas frases típicas de un escritor, de un intelectual... esos monólogos que parece repiten con alguna variación sintáctica en cada entrevista que les hacen; pero yo no soy así, no puedo ligar más de dos o tres palabras sin detenerme a pensar si lo que digo está bien, moralmente y sintácticamente también. ¿Sabes lo difícil que es tener el vicio de la autocorrección?
Recuerdo que te levantaste por agua a la cocina.
-No seas tan exagerado, eres bueno en lo que haces. A mí siempre me ha gustado. -Decías mientras escuchaba el gorgeo del garrafón al vaciarse.
-Claro, pero tu me quieres, o eso me has dicho siempre -bromeé -Y son distintas las palabras que te digo a ti, porque las digo enamorado, y eso es una buena manera de alcanzar la inspiración.
Seguía con el paquete de hojas blancas en la izquierda y la pluma en la derecha y las miraba como si me encontrara ante un terrible laberinto del que no podía siquiera encontrar la puerta de entrada, mucho menos pensar en salir de ahí. El discurso debía entregarlo por la tarde ante un auditorio lleno según lo que la televisión predisponía: presentar mi nuevo libro.
Jamás entenderé porqué hay que presentar los libros, ¿no es mejor que la gente los conozca por propia voluntad? como hacemos con las personas; además hay que tolerar esas preguntas repetitivas y hartantes de los periodistas "¿qué quiso decir en su libro?", joder, qué no se dan cuenta que lo que quise decir ya lo dije!
...-Así es la cosa mujer, estoy enamorado de ti desde hace algún tiempo pero no sé como lo vasyas a tomar, hay tantas personas que se empeñan en apresurar las cosas, y empiezan a surgir preguntas de tu madre, de tus hermanos, de tu papá y yo no sé qué decirles, porque ni siquiera sabía bien lo que te iba a decir a ti, pero prefiero soltar toso esto que traigo en el pecho antes que se vaya haciendo más y más grande y me haga estallar las costillas. Tal vez haya sido que me escuchas, que me pones atención, tal vez han sido muchas cosas, pero al final resulta que me gustas y que en algún momento te ibas a enterar, mejor que sea hoy y que sea por mi boca.
Te qudaste callada supongo que incrédula por lo que te decía.
-No quiero que esto cambie, somos buenos amigos.
Una manera cortés de tirar una bomba de neutrones para la imaginación.
El teléfono empezó a sonar. Ring, ring, ring
-Bueno... ok... a las 8... perfecto, ahi estaré... claro que sí... de nada.
-¿Quién era?
-Era Alfredo, me dijo lo de la entrevista en el estudio de televisión.
-Te estás volviendo famoso
-Claro que no! Tal vez estoy de moda solamente. Y ni siquiera soy yo sino un libro que ya no es mío.
-No hagas drama y ven a comer.
Corrí a darte un abrazo y un beso.
-¿Qué pasa con las visitas?¿A qué se deben?¿Algún secreto?
Eran demasiadas preguntas y no sabía cuál empezar a contestar.
-Las visitas, pues, han sido más bien pocas y son porque me ha escuchado mucho en estos momentos que necesito una amiga. ¿Secretos? Ninguno, yo la respeto mucho y usted lo ha visto, además nunca podría hacer algo para lastimarla porque usted y su familia me han tratado siempre muy bien. -Las manos me sudaban y sentía la mirada de tu padre clavada en la coronilla.
-Nadamás le recordaré joven, aunque esté de sobra, que se vaya despacio ¿está entendido?
-Claro que sí señor, le prometo que así será.
-Matilde, apúrate que el joven te está esperando desde hace rato!
-¡Mira! ¡mira! ya lo publicaron Tila, ya lo publicaron!
-Felicidades amor, me da mucho gusto.
En silencio, tu padre se acercaba desde atrás de tu sala.
-Espero joven que además de ese pasatiempo tenga intenciones de trabajar.
-Disculpe usted señor, pero esto es fruto de mi trabajo...
-¿Te acuerdas cuánto tiempo tardé para que me dijeras que sí?
-Claro que me acuerdo, por algo tengo las fotos ordenadas en la mesa...
Comencé a escribir en las hojas: "Un déjà vu es más increíble cuando lo vive alguien dedicado a la literatura..."
Me levanté de la sala y me despedí con un beso. Sonreíste igual que la primera vez que descubrí que me gustabas, con la misma intensidad me latió el corazón
02 diciembre 2008
Intrusos
Fue en esas condiciones que llegamos a esta vieja casona que parece más bien una posada. Tiene un par de recámaras algo polvorientas porque nadie las había limpiado en años; una pequeña sala colonial que lo único que conserva de su antiguo y exquisito estilo son los descansabrazos tallados en caoba, por lo demás, está tan vieja como la construcción. La cocina es pequeña, apenas hay espacio para una estufa de leña y una tarja más oxidada que tubo de drenaje; hay cachivaches arrumbados en la alacena y en el piso, se puede imaginar que hace muchos años que la actividad cesó en el lugar.
A veces cuando doy vueltas por la casa curioseando, me parece escuchar murmullos, voces guardadas entre las paredes que han estado dormitando y que al menor movimiento se despiertan como en cadena y se escuchan sólo los murmullos, y tengo que cubrirme las orejas porque son tantos que me llegan a aturdir.
Y fue en una de esas excursiones que lo vi la primera vez, estaba pegado en la ventana, trepado en una cubeta intentando liberar el seguro para abrirla, pero su tamaño no se lo permitía: era demasiado pequeño.
Tenia el cabello rubio, por no decir que casi blanco; sus mejillas están sonrosadas y contrastan con esa piel nívea de su cara. Los ojitos son de un verde aguamarina transparente. Luce un vestido azul turqesa con florecillas amaillas; ella no me ha visto, sigue ocupada estirándose al máximo para tratar de abrir el seguro de la ventana. Lo que no logro entender es cómo logró entrar hasta aquí.
Al verla tan entretenida pensé que no sería oportuno interrogarla sobre cómo logró ingresar a la casa, además parecía inofensiva, de cualquier modo no quería asustarla, se veía tan frágil. Salí sin hacer ruído de la habitación; aunque no me preocupara la pequeña, de cualquier manera tenía que avisarle a mis padres que la había encontrado. Quizá por nuestra naturaleza nunca confiamos en los extraños.
Salí al pasillo y caminé muy despacio para no hacer ningún sonido que asustara a la niña que acababa de ver; llegué a la escalera y vi que otro pequeño, algo mayor que la chicuela, abría la puerta de la habitación contigua, parecía tener mucha curiosidad ya que no se demoró en girar la perilla, y cuando ésta se liberó empujó suavemente la puerta como si disfrutara del rechinido clásico de las casas antiguas. Yo me quedé quieto donde estaba, sin atreverme siquiera a respirar, me sentía adherido a la pared pero no dejaba de observar al pequeño que apenas ingresó, cerró la puerta con la misma vehemencia que la había abierto.
Por alguna razón comenzaba a sentirme nervioso, quizá la presencia de un sólo infante no me alteraba pero pensar que dos de ellos estaban dentro me hacía temer que la casa fuera tan fácil de vulnerar y comenzaba a sudar: la frente, el cuello, la espalda.
Llegué a la escalera y bajé el primer peldaño (¿o era el último?, siempe he tenido problemas con la perspectiva), apoyé mi peso con el mayor sigilo posible; bajé el segundo, y el tercero. Tenía todos mis sentidos alerta porque presentía que algo no estaba bien; agucé mis oídos para escuchar todo lo que pudiera sonar extraño, ni siquiera las voces de las paredes me interrumpían; yo seguía bajando los escalones.
Escuché un grito. No era un grito, era un quejido de dolor, era la voz de mi madre. Y luego otro grito más fuerte, pero no conocía ni reconocía esa voz. Mi corazón empezó a latir frenéticamente al sentir que mi madre estaba en peligro, el cuerpo se me paralizó pero tenía que reaccionar. De repente escuché otro grito, esta vez era la voz de mi padre y luego se oía que las cosas caían; el alboroto venía de la cocina. Aferrado a una valentía que nace del terror avancé poco a poco, con un nudo en la garganta hasta que estuve frente a la puerta de la cocina.
Decidido a arremeter contra los agresores entré. La desesperación me atacó en el instante: Mi madre estaba tirada cerca de la tarja, muerta, con los ojos aún mirándome y un hilo de sangre corriéndole por la sien derecha. Al voltear a mi izquierda miré a mi padre, también tirado en el suelo, aún con vida pero agonizaba... ya no le quedaba mucho tiempo de vida.
-Huye, corre de aquí -Fue lo último que me dijo, las palabras últimas que un hijo jamás quiere oír de sus padres.
Yo no quería alejarme de ellos, quería morir allí, como ellos, con ellos, pero una fuerte patada me sacó de mi cuestión filosófica: Una mujer alta, rubia igual que la niña de la habitación, pero con unos ojos grises tristes bramaba blasfemias en contra mía y levantaba una escoba gigante con la que amenazaba golpearme igual que a mis padres.
No tuve tiempo ya de pensarlo más y salí corriendo de ahí, de mi propia casa, todo por una intrusa que llegó a adueñarse de algo que no le pertenecía.
Alcancé a salir por una rendija de la puerta y sentí una ráfaga de aire que movía mi cola...
Eso pasó hace unos meses; un día intenté regresar y me asomé por una ventana: ya habían comprado un gato
Desde la baranda
junto a mí, con mi mano en tu cabello
juguetear y sacarle los destellos
de la estrella que rige mi destino.
Alborada que robas mi resuello.
Emperatriz fugaz envuelta en lino,
la causa, la razón del desatino
que me llevó a la muerte por el cuello.
Y desde la baranda en que me exhiben
con las manos sujetas a la espalda
yo te grito el amor que me proscriben
con golpes y una lanza que me escalda;
las entrañas fenecidas reciben
las llamas del infierno por tu falda.
01 diciembre 2008
W.W. (without words)
Desde que te conozco no he podido dominar el sentimiento de mirarte a los ojos y decirte cualquier cosa, he intentado desviar la mirada, olvidar que eres tú, he tratado de asimilar el tiempo que ha pasado desde aquél primer encuentro, y no logro nada. Sigues siendo una pared interminable que se alza más arriba de donde mis ojos pueden imaginar llevarme.
Pero se supone que fuera fácil, se supone que el simple hecho de estar de este lado de la calle me dejara gritar cualquier cosa, decirlo sin mayor problema, es ese el conflicto precisamente, que no puedo emitir siquiera un leve quejido, y hoy me di cuenta, hoy lo soñe y se me fue el alma del cuerpo porque no entiendo como pasan las cosas tan veloces, y nos dejan como trofeos, sin hacernos siquiera opinantes.
Yo no lo sé de cierto, lo supongo, dice Sabines, que una mujer y un hombre un día se quieren... y qué pasa entonces... se van quedando sólos.
El temor más grande, la soledad, y sin poder hablarle al rostro acusador que se ha clavado en tu cara, y en el de todos los presentes, los ausentes... es el querer hablar cuando se es mudo, cuando no sirven las manos sino para limpiar las lágrimas de desesperación...
Cuando no tengo nada que decir, y no sé si por miedo o por incomprensión...
Quiero hablar con tu rostro y no he podido, díselo tú, por favor...
28 noviembre 2008
Esperanza
Creces, lentamente y sin apenas saberlo
eres el mundo dentro de este mundo;
no mires, todavía no salgas a la luz,
no ha llegado tu tiempo...
mas no desesperes, ya se acerca
lo presiento
Saldrás en plena noche por las calles
a caminar, a regalar un beso a cada cual.
Te impondrás
incluso por la fuerza, del alma...
serás soporte inmarcesible, consuelo
y serás alimento del espíritu
y serás un fantasma...
Oh! esperanza
27 noviembre 2008
Un grito desesperado
acaso te quemas al hablar de amor
o soy yo, mi vida, me tienes rencor
por alguna guisa que el sol olvidó.
Al rozar tus labios ¿dónde está el sabor
de besos de antaño?¿acaso voló?
Un ósculo dulce, au pied du chateau.
Dos besos al día: This is not enough!
Olvida tus penas y vuelve a vivir
con esa sonrisa, vuélveme a querer.
Que entre más te cierras, más me duele a mí.
Náyade preciosa, ardiente mujer
no mates el cuento que por tí escribí,
contigo en el cielo me quiero perder...
26 noviembre 2008
Que no se me haga vicio corazón.
buscar la paz del mundo en tu sonrisa,
porque no quiero amor ninguna prisa
aunque añore ingresar en tu prisión.
Que no se me haga vicio corazón
correr hacia tus brazos cuando llueva
porque cuando no estés, la luna nueva
será sola quien mire mi aflicción.
Que no se me haga vicio corazón
tomarte por las manos en las tardes
no quiero que me pienses un cobarde,
pero tampoco, te harte mi emoción.
Que no se me haga vicio corazón
escucharte cantar antes del día,
porque entonces, lo sé, me moriría
cuando no me prestaras atención.
Que no se me haga vicio corazón
jugar con las palabras y mentirte,
que a pesar de mi afán de no extrañarte,
cómo ansío de tí, una aparición.
Sinceros Deseos
A veces también quisiera una mano que se acople como molde con la mía, que sea cálida, que sea tersa...
Me gustaría una voz que me lea un cuento por las noches, para dormir mejor; una voz que me platique de historias de hadas, de los enamorados y de cuánto me quiere
También quiero un cielo profundo e imponente que sea el techo eterno de mi hogar
Una visita al mar en el verano, para mirarlo romper en la bahía y respirar la brisa salada de su abrazo
Quiero una casa enorme para mis hijos y el perro que tendré en unos años, con un jardín inacabable, para que mis niños corran y se ensucien y su madre nos regañe por andar todos enlodados
Necesito una mujer que no me conozca mucho, para que con los años se vaya enamorando poco a poco de mi y no que sea al revés, como ocurre comunmente.
Necesito un bastón para la vejez, para apurar a mi perro que será tan viejo como yo
Una cabellera para acariciar no es mal regalo, negra de preferencia, ondulada, para poder enedarla en mis dedos
Quiero unos labios que besen despacito, suavemente y sin prisas, que den trozos de amor en cada beso, que no se cansen de unirse con los míos, y que sirvan también para hablarme bajoto y al oído
Haré una alcoba que sea mi cómplice para el amor encarnado, para la soledad, para la reflexión, y para llorar un poco
Tendré una biblioteca que crezca cada día y nunca esté completa, para tener siempre algo que leer y quedarme con ganas de leer más y mas, pero nunca acabar...
Quiero tener mi cámara de fotos para hacerte retratos y gusrdarlos toditos en mi pecho y luego colgarlos en la casa
Buscaré una mesa de madera maciza, de pino si se puede, para escribir a gusto cosas, todas sobre ti
Traeré la cafetera que me obsequió mi padre para disfutar la charla con los amigos que siempre estarán
Y quiero dormir tranquilo cada noche, sin preocupaciones, para poder soñarte, como desde unas noches para acá...
25 noviembre 2008
Voluntad
Es que te fijas en cada muchachita que Dios guarde la hora! y agarras parejo como podadora, sean altas, rubias, morenas bajitas, gorditas, de todo te empachas y poco te importa su estado civil.
Como aquella güerita chaparrita de la escuela ¿Te acuerdas? ¿Cómo se llamaba? Ángeles creo, ¿o no? bueno, dejémosle el nombre porque fue el que primero me vino a la cabeza. La viste pasar por el patio cuando ibamos bajando para el recreo y te colgaste de su pelo como garrapata, y ahí me llevas a mi de pegoste, a mí que nada tenía que ver con esa muchacha y que era tan feliz sin saber de su existencia. Llegamos a la cancha de fútbol y no conforme con seguirla, me obligaste a levantar la mano y tocarle el hombro nomás para preguntarle cómo se llamaba... Ay no, ¿te acuerdas que se rió de mi casi una semana? Porque aparte era de sexto y nosotros apenas de tercero... pero luego, un día sin que yo lo esperara se acercó y me dijo "Ángeles" y se fue y jamás volvimos a saber de ella.
Pero tampoco te importa que anden acompañadas, y no me pongas esa cara que sabes que no miento... Acuérdate de Paulina, la hija de Doña Gloria. El día que se te ocurrió enamorarte de ella me hiciste ir a su casa a decirle que yo no podía vivir sin ella y ¡sopas! que llega el novio y la corretiza que nos puso, aunque esa fue la vez que me di cuenta que servía para eso de las carreras, pero el susto no se me olvida condnado.
Y no me pongas esa carita de mustio ¿eh? Luego, no me digas que no te suena el nombre de Brenda, sí, Brendita, la morenita que le decían la nevera por aquello de que meneaba bien el bote; sí esa fue también de tus amores platónicos, pero ahí sí el ridículo fue general, mira que gritarle en plena calle que la querías "pa´ti solito", bueno, pa´mi, bueno yo lo grité pero tu lo dijiste... y cuando pensabamos que la habíamos logrado porque volteó y vino hacia nosotros ¡zas! con el mandarriazo que me puso y todo por tu afán de niño gritón de la Lotería.
No, pero eso no es nada, que me dices de la miss Mónica, cuando nos cachó viéndole los calzones en la secundaria por abajo de la escalera; claro, a tí no te pasó nada, pero a mi me jaló la patilla y ´ámonos a la dirección, y de nada servían mis súplicas ni mis explicaciones del profundo amor que le tenías.
Pero cuando de verdad te pasaste fue con las gemelas Rendón...¡ERAN DOS! y de las dos te enamoraste; ahí andabas babeando, y recuerda que yo me resistí porque siempre me acababan fregando a mí... no podías con una y ahí vas con las gemelas, pero al menos ahí fue doble ganancia(doble beso y con Almita un poco más) y tambien doble cortón...sin agresión fisica.
Y ya nomás para no seguirle pero que tal Fernandita de la prepa, me hiciste escribirle la carta, llevarle flores, llevarle gallo (con gallos en la cantada pero míos), y todo para que anduviera con el tarugo de Gonzáles porque "él si sabía tratar a una mujer" nah! patrañas, era por su méndigo carro, porque nosotros pues puro triciclo apache. Interesada
Así es siempre y no te hagas guaje que no es cierto, yo siempre recibo las malas de lo que a ti te encapricha, así que ya no seas así, bájale dos rayitas a tu relajo, no ves que ya quiero sentar cabeza y darle más a la escuela...
... el corazón, rojo y palpitante no decía nada, latía solamente como burlándose de aquel joven ebrio de la barra que le reclamaba tantas cosas... Una mujer pequeña y menuda de cabello negro hasta el cuello, una sonrisa infantil e inocente entró en la catina por efecto del azar. Se acercó a la barra.
-Hola, ¿me permitiría usar su teléfono?...
... Salió del lugar a los pocos minutos. Y tras ella, salió un apéndice del tamaño de un puño, latiendo apresuradamente, detrás, un joven era arrastrado por la correa que el corazón sostenía...
Para no abandonar la ironía
24 noviembre 2008
Me amas?
Ella dudó un segundo y luego sujetó las manos de Tristán, las aprisionó entre las suyas y repitió la pregunta con la misma paciencia, pero con algo menos de seguridad. Quizá la primera vez había sido una cuestión de rutina, para obtener ese "sí" tan mecánico al que se había acostumbrado, pero esta segunda vez, realmente lo decía con esa interrogativa que causa incertidumbre por aguardar lo desconocido que será revelado.
Tristán sentía que el pecho le latía fortísimo, no sabía como responder a esa pregunta el día de hoy, justamente hoy... quizá si lo hubiera preguntado hace unos días, quizá entonces habría resuelto decir "sí, claro que te amo", pero como responderle algo que él mismo se había estado preguntando por la mañana... Lo único que podía hacer era guardar un silencio respetuoso un poco por perturbación, otro tanto por duelo.
Levantó la mirada y sintió que los ojos se le humedecían, ella también lo notó y fue algo contagioso; casi en un susurro ella preguntó de nuevo -Me amas? pero en su mente quería terminar "dime por favor que todavía me amas"...
Él agachó la cara hacia la mesa...apretando los ojos, con el corazón latiendo fuerte y el sudor de la frente confundido con las lágrimas que se escapaban...-No, lo sé -sintió que las manos de Matilde se soltaban. -Creo que ya no estoy seguro...
Matilde soltó sus manos, las lágrimas le brotaban como ríos y los ojos enrojecidos miraban incrédula a Tristán, pero no emitió un solo quejido, ni una mueca de sufrimiento. Con todo su orgullo, se levantó de la mesa, acomodó su silla y metió una mano al bolso. Tristán ni siquiera había levantado la cabeza, le bastaba con imaginar...
Matilde al fin encontró lo que buscaba, sacó un revólver del bolso Louis Vuiton y sin remordimiento vació cada disparo sobre Tristán, que, como ella, no hacía el menor aspaviento, recibiendo como penitencia ese castigo que le quemaba la piel y lo dejaba sin sangre...
...Cuentan los testigos que la joven fue encarcelada pero que nunca dejó de llorar, y que en las noches, entre sueños siempre preguntaba -Me amas?...
23 noviembre 2008
Mis sentidos
para ver de nuevo la mujer de la hondonada
la de vestido de seda y zapatillas de cristal
con cabello recogido, la de la eterna sonrisa
la que encantó mis pupilas con el compás de su andar.
Devuélveme las manos corazón,
con las que solía tocarte las mejillas
y que leían tu cuerpo como nadie,
las manos que se asían a tus caderas al bailar
las cuerdas con que ataba tu cintura,
y tocaba tu cabello... lo acariciaba
Devuélveme el olfato mi amor
para saber cuando llegas a la cama
con ese aroma de jazminez y de azaleas,
y respirar el suave efluvio de tu aliento
ese soplo de vida, porque sin él me muero;
y que al final te reconozca en la penumbra
por la suave fragancia que me llevó hasta el cielo
Devuélveme también, mi vida, el gusto;
para morderte las piernas
y saborearte la espalda,
para comernos a besos en las noches;
para sentir de nuevo tu dulzor
el sabor de tu cuerpo entre las sábanas...
Devuélveme al final, cariño, mis oídos
para escuchar las palabras que hacen falta
enamorarme de nuevo de tu voz,
saber como suena mi nombre en tus labios
escuchar simplemente tu respiración...
Devuélveme mujer toda la vida,
porque no puedo más vivir con solo los recuerdos de los tiempos pasados...
no puedo seguir así
Esta tarde
Por primera vez me fijé cuán alto puede llegar un niño para tocar el cielo,
aprendí que los ángeles vienen de visita y cómo nos entristecemos si se van,
comprendí lo mucho que dice el silencio,
reencontré el valor de los recuerdos que viven en el corazón,
encontré un rincón en que me siento a gusto, con mi perro al lado,
descubrí cuánto vale una risa sincera e inocente para un corazón confundido,
supe lo poderoso que resulta el mero deseo de un beso
las noches que un par de labios pueden robarte.
Conocí la utilidad de un celular en momentos de melancolía,
la felicidad que causan un par de palabras sin sentido, simplemente por ser la respuesta "esperada"
Encontré amigos en esos lugares donde había dejado de buscar,
rasqué la tierra con las uñas para sentir dolor, para ver mi roja sangre,
para ver que tu nombre está tatuado en cada gota carmesí;
Ayudé a mi subconsciente a superar el temor de enfrentarme al pasado,
valoré como nunca antes un abrazo,
extrañé de inmediato la incertidumbre de unos ojos marrones
y encontre un espejo que refleja esa mirada
así me vi desde la esquina encantado por esas pupilas y por el reflejo de igual modo.
Terminé la tarde con un poco de frío y me puse la chaqueta,
con mi café en la diestra sigo caminando hacia el solar
mientras el vapor empaña mis anteojos y mi sonrisa sale espontánea
con un tiritar leve, por encima de mi bufanda beige.
La tarde va perdiendo su luminosidad y yo pierdo el sentido
me voy hundiendo en el calor negruzco del café,
el aroma llena mis entrañas... el calor resbala en mi garganta
y tu nombre se va ahogado con el líquido.
20 noviembre 2008
Sobre las musas
Amanecer
El crepúsculo descubre el horizonte
desde el oriente se levanta fuerte
el sol ardiente, astro de mi suerte
que espera ansiosa recordar tu nombre.
Busco alguna ocasión, será perverso
el deseo irrefrenable de abrazarte
la pasión de no verte, de extrañarte,
de morir en las noches por un beso...
Ay de mí, corazón, por solo un beso
por un roce fugaz de tu figura
por tus piernas, tu cuerpo, tu hermosura
deseo intermitente que aún perdura.
Un sueño no es bastante para verte
unida a mi existir como quisiera
perfecta, enamorada, y sincera
con un amor fugaz, pasión sin muerte...
escucha este latir en lo profundo
de sístole y diástole en mi pecho
que quiero estar contigo en ese lecho
y no quiero dejar que caiga el mundo
construido para ti en mi mente,
con la imaginación llegada a tope
no dejaré, mujer, que un solo golpe,
me retire el placer de ser tu amante.
Vuelo
los sonidos de las noches que pasamos,
tus manos, tus pechos,
las fotos que cobran vida,
vuelta tu aroma, y vuela el recuerdo...
¿Vuelan igual mis palabras
al decirte que te extraño?...
Tu rostro... Tu recuerdo
He decidido caminar por hoy, el tráfico se ha hecho cada vez más pesado y ya no tolero igual que antes la conducción de un automóvil; yendo por Madero, al final decido visitar La casa de los azulejos. Por alguna razón siempre me trae un poco de tranquilidad entrar a esa vieja contrucción, y puedo tolerar el centro de consumo en que se ha convertido siempre y cuando unas enchiladas suizas me acompañen.
Me han asignado la mesa del fondo y mientras espero que llegue la cena, como predicto has aparecido inmediata después del relámpago, bendita lluvia que hoy ha traído consigo una belleza casi plástica (debe serlo porque de otra forma me hubiera ya amarrado un cable al cuello y muerto ante la sola idea de no poder tocar tan perfecta anatomía); los truenos caen tirando quizá ángeles como tú de su sitio celestial. El lugar se encuentra atestado, todos ya se han refugiado aquí de la tormenta y no encuentras asiento alguno, yo solo logro posar mi mirada como un ancla en tu cuerpo y tú la guías como el pez al anzuelo de la caña, pero quién es el pez y quién el pescador...
Después tus ojos aguamarina detectan mi presencia y tu pelo mojado delata tu desesperación, te has quedado de pie en frente de mi mesa, la gabardina empapada, tu cabellera escurre igual que el maquillaje y el paraguas desecho por el viento, yo no encuentro qué hacer porque sigo perplejo, no puedo siquiera articular una cortés invitación.
-¿Puedo sentarme-
Tienes la voz más melódica que jamás imaginé; más que un querubín de alguna iglesia, más incluso que la venus que surge de las olas, más que las sirenas, más aún. Apenas alcanzo a dar un sí con la cabeza...
-Muchas gracias-
No puedo reaccionar, supongo que debes tener un efecto neuritóxico porque me siento tremendamente envenenado, torpe, lento... Mi mano derecha se extiende al portafolio que dejé en la silla y en automático extraigo un fólder que había cargado desde mis 9 años, el pulso hace tamblar mi muñeca y tu sonrisa sigue intacta, como una droga tranquilizadora.
Del fólder amarillo desgastado por el tiempo ha caído una hoja también en tono mohoso; al tomarla mi mano sigue temblando, sigo incrédulo...
Tú has abierto tu bolso y extraes una fotografía, sin decir nada tomas mi mano...
-Esque es imposible
-Ya ves que no- respondes tranquila. -pero olvídalo mejor invítame un café.
Un poco perturbado pido otra taza para ti y volteo a la ventana al tiempo que un relámpago ilumina la calle; y en la cornisa de una ventana, un tipo alto vestido en gabardina negra y con sombrero se sonríe con la vista hacia el Eje Central... En la foto de la mesa estaba yo, y en un dibujo que imaginé hace doce años, tu rostro es el que aparece...
19 noviembre 2008
Envidias
las curvas de tu cuerpo,
el color de tus ojos,
la suavidad de manos, y la línea de tus senos;
la firmeza de tus muslos y tus piernas,
la brevedad de tu cintura
y tu hermosa sonrisa...
oh bendito crepúsculo, yo... yo sólo conozco tu nombre...
18 noviembre 2008
Has llegado en un momento decisivo...
Los pies me arden, cada uno de mis dedos tiene llagas, me escurre un poco de sangre porque perdí los zapatos hace tiempo. Fue un largo camino, primero la decisión luego el escarpado pico pero he llegado porfin, ya no tengo más que planear. Sólo escucho el viento y un par de aves que despiertan para ir a cazar.
Por fin abro los ojos, qué espectáculo tan bello: el bosque en la lejanía y esa serpiente de agua que cruza abajo, contrastando con el rojo de la piedra, estación y movimiento siempre la misma paradoja, cómo recuerdo ahora las palabras de mi padre, sus consejos, los abrazos; también a las mujeres que han pasado por mi vida, todas han sido importantes, desde el roce de la mano al beso, la caricia o el sexo.
Avanzo un par de pasos y mis dedos descansan de la tierra, ya no arden, ahora solo bombean sangre que me recuerda que estoy vivo. Involuntariamente tiendo a sonreir. Quiero avanzar un paso más, pero un grito me lo impide, mi cuerpo no responde.
Un cinturón me constriñe son dos brazos blancos y cálidos que me han detenido, todavía no comprendo lo que pasa... Escucho un par de voces más a lo lejos, apagadas, amortiguadas quizá por la altura, no lo sé.
Giro lentamente mi cuerpo y descubro una mirada azul profunda que se llena de lágrimas poco a poco, y una boca carmín de labios finos que se mueve pero no suelta sonido alguno, creo que los oídos se me han tapado. Por fin comprendo lo que dice
-No te vayas, Te amo.
Y entonces el sueño se termina y me descubro al borde de un abismo...
21 julio 2008
De regreso!!!!
Tu foto me asesinaba la fuerza con esos ojos tan negros y hermosos que tienes. Extrañé tus besos, tus caricias, tus abrazos, tu risa, tu cuerpo, tu amor.
Pero haz vuelto amor hasta mis brazos, no tengo más que decirte, tu cabello en mi pecho y mis manos acariciando tu cuerpo terso y firme. Te amo, con la simpleza propia de la frase, con la fuerza de 10 mil hombres, con la intensidad de una súper nova, con el calor eterno del Sol, con la alegía del niño que corre, con la vitalidad el aire de montaña, y con la sinceridad de un pecho descubierto para ti.
Que bien que haz vuelto corazón.
25 junio 2008
Te escribo desde el fondo de mi hígado...
A veces no sé que decirte si tus ánimos decaen, te abrazo, te beso, te mimo, me alejo, te doy la razón, te contradigo, y nada funciona, quisiera tener una mente que hurgara en la tuya y te hiciera ver lo que yo siento, como yo tambien quisiera entender lo que tú sientes. Te amo y es de lo que más seguro estoy, sé que probablemente hoy no fue el mejor día, pero para mí siempre será el más lindo, porque estuve contigo y ahora en casa te rindo este justo homenaje. Porque haz reactivado la circulación de mi sangre, el calor de vida, y mi alma.
Lo que tú digas es ley, no iré jamás en contra de tu voz, pero quiero hacerte feliz, verte feliz, me gustas feliz. Vamos a intentarlo, déjame intentarlo. Sin fruncir el ceño, y mejor, mejor dame un beso...
23 junio 2008
Pasadena en busca de la esfera de la Atlántida
Aquel día llevaba la gabardina negra y un paraguas largo, llevaba también su revolver del lado derecho con seis tiros cargados por cualquier eventualidad y algunos más guardados en la bolsa de la gabardina. Del lado izquierdo traía su paquete de cigarros, y un Zippo, además de una navaja muy filosa.
La noche estaba oscura y el agua no cedía, llovía incesantemente pero con poca fuerza. Había dejado el auto cerca de Bellas Artes para seguir a aquel tipo.
Por fin, un muchacho de unos veinte años, veintidós a lo más, salió del edificio con una cara pálida de espanto, atravesó la avenida y se veia muy nervioso. Torpemente sacó un cigarro del bolsillo y trató de encenderlo un par de veces, no pudo porque la mano le temblaba demasiado, así que lo arrojó al piso con furia y siguió su camino.
Pasadena no hizo nada muy evidente, de manera calmada siguió al muchacho a una distancia prudente, con el rabillo del ojo vigilaba los movimientos de aquel mozuelo. Llegaron hasta Pino Suárez y el inspector decidió que era tiempo de hacerle algunas preguntas al chico, atravesó apretando el paso la calle y penso que en la siguiente esquina lo toparía de frente, llevaba la mano sobre el arma y las esposas listas.
-¡Detente Tovar!- gritó Pasadena, pero el muchacho al verlo comenzó a correr hacia los callejones tan rápido como podía. Javier lo persiguió sin perderlo de vista un rato más; cuando se dió cuenta habían llegado a Televisa Chapultepec, allí Tovar intentó meterse al metro para huir del inspector.
-¡Detente te digo!- volvió a decir Pasadena en plena carrera.
Antes de que pudiera cruzar la calle hacia el anden del metro, un Honda Civic negro se emparejó en el semáforo con el chico y se vió una ráfaga de disparos que terminaron con la vida de Tovar. El inspector se cubrió detrás de un macetón y aunque intentó disparar al auto, éste aceleró y sólo se escucharon los tiros que jamás impactaron al vehículo.
Corriendo, Pasadena alcanzó al joven e intentó reanimarlo.
-Despierta Tovar, no te vayas, vas a estar bien.
-No inspector, los dos sabemos que ya me cargó...
-¿Quién fue hijo? ¿Quién te hizo esto?
El joven, tosió y escupió un coágulo de sangre.
-Fue el Gunter inspector, porque no quise entrarle...
-¿Entrarle a que?.
Pero Tovar ya no respiraba, y los ojos se le comenzaron a nublar. Pasadena los cerró, tomó su celular para llamar al SEMEFO y se fue de allí dejándo su sombrero sobre el rostro de Tovar a modo de homenaje...
22 junio 2008
La tarde que conocí a Javier Pasadena
En mis pensamientos estaban todos esos rumores y no pude evitar una sonrisa mientras daba una bocanada a mi puro.
-Tiene fuego.
Me quedé un poco sorprendido al ver que Pasadena traía un paquete de cigarros y un par de coca colas en la mano. Saqué mi Zippo de la bolsa derecha, y encendí su cigarro. Él me dió una de las coca colas y sin decir palabra se sentó a mi lado; los dos fumábamos tranquilos.
-¿Por qué me sigues?- dijo y le dió un sorbo a la lata. Yo sólo seguía mirando al cielo. -Me he dado cuenta que desde hace tiempo pasas por el parque a la hora que acostumbro y te quedas en la farola aquella unos minutos.
-No lo sé- respondí sinceramente- creo que únicamente es la curiosidad que envuelven los rumores que se dicen sobre ti.
-Esas burdas mentiras me dan tanta pena- comentó al tiempo de expulsar volutas de humo -me han inventado tantas vidas e identidades que ya ni sé cuál es más estúpida. Pero debo aceptar que de cada una de ellas tengo un poco.
De pronto se quedó en silencio por unos momentos, y yo entendí que la charla había terminado por ese dia, seguimos fumando uno y otro cigarrillo sin hablar hasta que miré el reloj y descubrí que era casi media noche.
-Es hora de irme- me levanté y no obtuve respuesta alguna, así que comencé el andar hacia San Ángel.
-Espere- volví la mirada y ya venía en la misma dirección- yo también voy para Tizapán.
Caminamos despacio mientras comenzaba una leve lluvia que nos molestaba únicamente porque nos apagaba los cigarros, platicamos de no sé cuántas cosas y en el jardín del arte nos despedimos, con la conciencia de que nos volveríamos a encontrar muchas más veces...
Niña..
Niña, preciosa joya en mi destino,
de piel de seda y labios seductores,
tu sonrisa, arcoiris de colores,
farolito, que alumbra mi camino.
Niña, retrato fiel de lo divino,
remanso, cura de este mal de amores,
a mi alma que sufre los dolores,
añorando respuestas que adivino.
Majestad de mis sueños, fantasías,
que de noche capturas mis sentidos,
libertando, mis mas locas manías.
Tú que atañes a todos mis latidos,
y en mis hojas, te inundo de poesías,
ve mi sangre, mis versos desteñidos.
Este sonetillo ya tiene algún tiempo, pero me gusta porque justo hoy le hice algunas modificaciones, y me gustó para ponerlo...
21 junio 2008
Mi fingida poligamia...
Vivo con tres mujeres en casa,
la amorosa, la evasiva y la ideal.
La amorosa llega por las tardes,
se asoma en mi ventana y da un par de golpecitos
me sonríe, entra a mi cama y me besa
me toma con sus manos,
y dice suavemente a mi oído
que desea pasar el tiempo que nos resta
mirando las estrellas, bajo las sábanas.
La evasiva aparece más seguido,
viene casi todos los días, me mira y me sonríe
después, lentamente se va,
oculta su mirada en un destello luminoso.
Responde con monosílabos, si me responde,
me dice ―olvida todo ―y terminó la charla.
Me besa con más obligación que gusto,
y ante mis esperanzas de una respuesta tierna
obtengo mil ―tú dime, o un descenso de nubes.
Para hablar de la ideal necesito más tiempo,
me faltan palabras que la describan bien,
o suficiente.
Ella, ella no avisa cuando llega, pues lo hace pocas veces,
de repente sola se aparece, y me toma mal parado.
Arrolla con su paso mis defensas,
mis intentos por acostumbrarme a la evasiva
o de soñar con la amorosa,
ella llega y rompe todo.
Es la que me enamoró, la que mantiene mi fe inquebrantable,
por la que cada día quiero amanecer.
La ideal es la que escondes los domingos,
que me ama sin secretos. La ideal eres tú amor.
Un justo agradecimiento
Puede que en este momento no esté de lo más poético, sin embargo me parece estar sensato y coherente para decir que todo lo sobredicho es enteramente cierto y una promesa por escrito siempre será más fuerte. Te prometo que seguiré poniéndole todas las ganas a esto para que siempre estemos juntos.
Luna
No es de tu piel amor...
Rubén Darío
no es de tu mano firme, es tu cintura,
no es tu cabello suelto, que mi llanto
pudiera descarriar en la locura.
No son las dos estrellas de tus ojos,
no son las tus caricias en mi pecho,
no son tu par de labios, que de hinojos
me tienen hoy postrado ante tu lecho.
Son las ganas de amarte con denuedo.
Son mis entrañas vivas que te nombran.
Son mis letras que te escriben sin miedo.
Son mis celos de inutil pendenciero.
Son las noches de sueño inacabado.
Son deseos de que no haya tercero.
Génesis
Ha sido un día muy productivo. 6 am, sonó la alarma del celular para despertarme: me quedé dormido; 6:30, volvió a sonar: seguí dormido... 10 am. Contra mi voluntad tuve que levantarme de la cama para el desayuno, y ya más animado crucé la ciudad para ver una función de danza contemporánea que no podía perderme ya que mi bailarina favorita se presentaba y afortunadamente conseguí un boleto.
Obviamente la función fue un éxito y después... ya no importa. Estoy contento por este día, y ahora, debo continuar mi trabajo del servicio social, por lo que este nacimiento tan espontáneo y curioso ha terminado, mas espero que su crecimiento sea constante y prologado, y que algo interesante pueda tener la nueva página.
A todos los que lean esto, buenos días -más que un saludo, un buen deseo-