Quiero verte al final de este camino
junto a mí, con mi mano en tu cabello
juguetear y sacarle los destellos
de la estrella que rige mi destino.
Alborada que robas mi resuello.
Emperatriz fugaz envuelta en lino,
la causa, la razón del desatino
que me llevó a la muerte por el cuello.
Y desde la baranda en que me exhiben
con las manos sujetas a la espalda
yo te grito el amor que me proscriben
con golpes y una lanza que me escalda;
las entrañas fenecidas reciben
las llamas del infierno por tu falda.
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