14 abril 2010

Tragedias de la semana, parte 1

Vaya semana de tragedias la pasada, que recuerda sin duda la fragilidad del ser humano ante la grandeza y majestuosidad de este planeta en que nos ha tocado vivir. Curiosamente esta ocasión no da simplemente para hacer miras locales, sino extrapolarlas más allá al ámbito nacional e incluso al internacional.

Si pensamos en una de estas tragedias no podemos pasar de largo esta discusión que nuestra eminente asamblea legislativa mantiene respecto de la obesidad en población infantil y la relación ―vaya que sí se han puesto a atar cabos― que tiene con la comida alta en calorías y con bajo valor nutrimental. Ello era sólo el principio.

Luego sale a la luz que dentro de las propias escuelas, no se tiene un control estricto en las concesiones que se otorgan para la parte alimentaria de los educandos y es ahí donde más se puede encontrar ese tipo de alimentos; dicho con todas sus letras, tienen los alumnos como primera ―y en ocasiones, única― opción, ser consumidores de los alimentos harto mentados.

Y la historia da para más. Uno se entera por la prensa o los medios masivos que el grueso de los maestros encargados de la educación física en las escuelas de educación básica, no son especialistas en la materia so pretexto de no haberlos, al menos es lo que la Secretaría de Educación Pública argumenta y, en ese sentido, he hecho un poco de lógica mental y recuerdo a todos los profesores voluntarios, sean normalistas o no y me pregunto ¿es que verdaderamente ninguno de aquellos será especialista en la educación del cuerpo? Sinceramente me surgen severas dudas.

Ya para terminar este punto, hace unos días escuché una entrevista que se hacía a Bernardo de la Garza ―me ahorraré mis puntos de vista, pero cabe recordarlo primero como candidato del Partido Nueva Alianza, luego desapareció para resurgir, como el fénix, bajo las cenizas de una Comisión Nacional del Deporte legada por el ex futbolista Carlos Hermosillo. Curiosamente yo no lo habría relacionado nunca con el ámbito deportivo, pero bueno, dije que me ahorraría percepciones― que la materia de Educación Física para la educación básica estaba a cargo directamente de la SEP, no de la CONADE, lo cual a más de sorprenderme, me preocupó. Es decir, que hasta este año, las generaciones hemos estado a cargo primero: de profesores de dudosa calidad profesional; segundo: de una secretaría cuyo referente más conocido es la neo nomenclatura de la Influenza AH1N1; tercero: de las mafias que ponderan lo monetario sobre la salud sin importar los alumnos. No cabe duda que la ambición y el poder corroen.

Otra de las tragedias ha sido la muerte de dos jóvenes estudiantes de la maestría del Tecnológico de Monterrey, sito en la capital Neoleonesa. Ello nos ha de remitir sin duda a la llamada “guerra contra el narco” emprendida por el ejecutivo nacional desde el inicio del actual gobierno. No cabe duda que el impacto mediático fue fortísimo, no ya por el hecho per se ―que de asesinatos nos vamos malacostumbrando― sino por la institución en la cual se dio tan lamentable hecho que hizo voltear las miradas del país entero hacia una realidad de la que tal vez nos estábamos resguardando.

El espacio escolar es casi sinónimo de protección para un estudiante, por lo menos es la opinión que tengo y cuando éste se vulnera o se transgrede, la sensación se esparce como el polvo, por todos los rincones y a todos los niveles. Tómese por ejemplo claro de ello la situación ocurrida en la Universidad Nacional Autónoma de México, afuera del acceso principal de la Facultad de Filosofía y Letras: la muerte de un narcomenudista. Yo vi alboroto y opté por utilizar otra salida, pero al enterarme del hecho vía los noticieros, sentí una desazón tremenda, porque fue en mi facultad, porque todo pudo prevenirse, porque ya no me sentí tan protegido en esa fortaleza sin muros, porque la realidad se estaba imponiendo de manera terrible.

Lo mismo fue en el caso regiomontano, aunque más impactante porque ya no era una persona ajena a la institución sino alumnos. Jóvenes que nula culpa tenían y que fueron las excepciones para aquella tan célebre frase: “el azar favorece a una mente preparada”. Esta vez a ellos no los favoreció.

Terrible de verdad. Monterrey se suma a la percepción de peligro que todo el norte del país, especialmente Ciudad Juárez. Verdaderamente se hace notar que esto es un escenario de guerra y los muertos caen de ambos bandos. no parece en camino de una resolución pronta y es mejor, por lo menos más sensato, aprender que es nuestro tiempo y nuestras circunstancias y con ellas tendremos que sobrevivir.

Amén de estas muertes lamentables, últimamente se ha hecho famoso el nombre Paulette Guevara Faráh (no sé si esté bien escrito porque lo anoto de memoria), niña muerta en circunstancias turbias. Por un lado los padres, por otro las nanas, por otro el procurador de justicia del Edomex. Y a fuerza de ser sinceros, más allá de un crimen se ha vuelto una telenovela, por cierto bastante mala. Tácheseme de insensible si es el sentimiento del lector, pero antes permítaseme esgrimir el porqué de mi frío comentario y después, habiendo sopesado lo que escriba, júzgueseme y en caso de no haber apelaciones ni defensor de oficio, condéneseme a la pena capital.

La situación ha dado tumbos entre declaraciones de infidelidad por parte de la madre de Paulette con un instructor de gimnasio con quien se fue de viaje a Los Cabos, de modo que se evidencia el gusto por los lujos y la buena vida, que aunque eso no es crimen es curioso. Luego, resulta que el nombre de dicho amante es falseado y que indicia a un, sí, amigo de la mujer, pero no en las circunstancias supuestas. Hombre que además, en un acto de valentía ―o de publicidad aprovechando el momento― está dispuesto a colaborar y declarar en cuanto las autoridades lo soliciten, porque ni se ha escondido ni era prófugo de la justicia ―hasta da gusto saber que todavía existen seres así en el país ¿no?―, aunque ―supongo que por mera precaución―sea su representante legal quien emite las respuestas ante las cámaras.

Se le agrega la endeble situación familiar, particularmente de pareja que se vivía en casa de la niña. De forma sorpresiva los padres se separan ¿pero por qué será? A ello hay que anexar que después de brillar unos días en todos los programas de noticias, respondiendo preguntas y dando entrevistas exclusivas a tontas y a locas, resulta que la familia del padre de la menor emite un comunicado, emulando a las grandes personalidades, en el que toma una postura de no dar más declaraciones ante los medios y solicita se respete el dolor por la muerte de la pequeña.

En cuanto a la madre parece la más feliz de ser tomada por las cámaras televisivas ya que ha dado un par de entrevistas, si no me equivoco una para Adela Micha, periodista de Televisa y otra para Lily Téllez, de Televisión Azteca, ambas con adjetivo de “exclusivas”. Sin olvidar aquella donde pide a quienes tengan a su hija que “la dejen en un centro comercial”. No hay comentarios al respecto.

Parece suficiente ¿no? Pero hay más. Hace poco salió a la luz una grabación en la que al parecer, la madre de Paulette dice a su otra hija que “hay que decir que extraña mucho a su hermanita porque si no puede haber malentendidos” ¿Se referirá a posibles cargos por homicidio? Eso es en cuanto a la familia.

Por otra parte, las autoridades de procuración de justicia del Estado de México también parecen disfrutar de los flashazos de las cámaras y de los micrófonos con gomas de colores que diferencian las distintas cadenas de noticias porque se les ha visto mucho dar conferencias de prensa. Además, gustan de hacer reconstrucciones de hechos incluso dos veces, ello por si en la primera hay errores, nimios, por supuesto, como no encontrar un cadáver, pero como dije, para eso hay una segunda chance.

¿Díganme si no es risible? Con ese tipo de peritos, investigadores y detectives, no es raro que algunos extrañemos aquellos filmes como James Bond, o el súper agente 86, vaya, incluso el inspector Gadget (Truquini para los amigos) resulta más perspicaz que nuestras eminentes autoridades, sobra decir que Cody Banks pudo ayudar también.

Sólo me quedan las nanas que no me merecen mayor opinión que la de haber estado en el lugar equivocado en un momento poco afortunado. Las he visto por lo menos en un par de ocasiones en el noticiero que conduce Javier Alatorre y en los videos de las reconstrucciones de hechos.

Por último, la noticia fue para los medios un oasis del que vivieron al menos un par de semanas siempre reportando sobre “el caso Paulette”, en alguna emisión hubo hasta recreación digital del inmueble donde fue encontrada, con lo cual se desquita la tecnología en la que han invertido.

La crítica va en este sentido: Si bien es cierto que el caso es lamentable, no solo por ser una muerte cuyas causas no han sido aclaradas, además por ser una menor con problemas intelectuales y por tanto ser indefensa, también es cierto que casos como esos les suceden a más de una familia todos los días en cualquier ciudad del país, del mundo y no se les da la misma magnitud que al susodicho.

No afecta mi sueño el papel de los medios y su obligación de informar, sin embargo parecen alimentar de fuegos fatuos una nota que sin dejar de ser dolorosa, se ha convertido en una suerte de monstruo que cada vez se parece menos a sí mismo cuando comenzó. El papel de las autoridades deja en claro que son incapaces de manejar una situación así y que las cámaras a más de intimidarlos, los hacen dar declaraciones prematuras en las que se descubren errores infantiles haciendo más gris su ya desmejorada imagen. Para la familia aparentaba ser más un trampolín a la televisión en cadena nacional que una situación de dolor y pena.

Creo que la muerte de la niña se suma, al final, desgraciadamente a las estadísticas. Espero ser testigo de unas investigaciones mejor llevadas, con mayor seriedad y que no se desvíen hacia lo farandulero. Muchos más niños mueren cada día, hay más Paulettes que sufren destinos similares, hagamos caso a esos que no están en televisión sino en nuestro propio vecindario, porque no son ni ella, ni Cabañas, ni los alumnos del Tec: Ellos son la punta del iceberg, hay que atrevernos a mir

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