Mis queridos lectores, esta vez haré un breve recuento por las mentes que dolorosamente nos han dejado en este año olvidable del 2010. No es tanto que el dolor surja de su partida sino de la conciencia global de saber que las mentes privilegiadas se han convertido, con el correr de los años, en una especie en peligro de extinción. Por eso duele su elevación al mundo de lo inmaterial, porque sus pensamientos eran como un remanso dentro de la epidemia de estupidización que se come al mundo, un mundo tecnocentrista donde vale más lo que vistes que lo que analizas...
Por ello es que merece la pena recordarlos, porque su legado es inmaterial, pero es lo mejor que pudieron dar al mundo: conocimiento, crítica, análisis, poesía, todo lo minusvalorado hoy en día pero que sigue haciendo la diferencia.
Vaya pues que este trágico año se termine para no darle oportunidad que se siga llevando mentes tan necesarias de este lado de la existencia.
José Saramago
Carlos Monsiváis
Carlos Montemayor
Enrique Cárdenas de la Peña
Antonio Alatorre
Alí Chumacero
...mis veintisiete caracteres con que debo escribir cada vez que las manos se desatan...
27 octubre 2010
12 octubre 2010
DE los "asquitos" del gobernador de Jalisco
De nuevo, queridos lectores, me encanta el surrealismo que Dalí había ya mencionado respecto de nuestro país. Suceden las cosas más extrañas, algunas incluso, podrían pasar como argumentos ficcionarios de alguna novela o cuento escrito por Faulkner o Kafka, pero sólo en este universo, en esta tierra, cobran realidad.
Y el ejemplo no tuvo que aparecer tras una búsqueda exhaustiva de campo. Apareció inesperado e intempestivo, como todo lo que hace mella en la memoria. Viernes por la noche y en televisión, en “Informativo 40” escuché la nota de la “terrible homofobia del gobernador de Jalisco” y lo peor, se había atrevido a decirlo en un foro público, vaya la indignidad que eso causa en la conciencia moderna y libertaria de todos los mexicanos ¿no?
Perdonen la ironía amigos míos pero no puedo dejar de reírme de las reacciones que surgen al escuchar algo así. Y no empezaré a catalogar qué está bien y qué mal, simplemente trataré de poner las cosas en su justo punto.
Dice un chiste de bar, que la homosexualidad en un principio fue denostada, reprimida, luego fue tolerada, ahora es aceptada y hasta aplaudida pero lo preocupante es que con esa evolución, en poco tiempo vaya a ser obligatoria. A qué quiero llegar, lo iré explicando de a poco en las siguientes líneas mis estimados lectores, pero podría resumirse de esta forma: creo que la homofobia no es una cualidad que deba respetarse, mucho menos cuando esta conlleva la violencia como una respuesta. De la misma forma, creo que la homosexualidad es una opción de vida, dignísima como las otras que pueda haber, no obstante, creo que al formar parte de una nómina de opciones, no debiera resaltar con afanes propagandísticos.
Si bien por un lado considero que el odio no debe ser una manera de actuar en cuanto nos confrontamos con algo diferente de lo que hemos considerado y se nos ha enseñado que es lo normal, también creo que sería utópico pensar que con el solo conocimiento se debe esperar una adaptación e integración inmediata de esa novedad al correr de la vida. A qué me refiero, bien, creo que si durante generaciones se ha establecido (cosa con la que, por cierto, estoy totalmente de acuerdo) que la normalidad es la relación macho-hembra, y se ve en gran parte de los especímenes mayores, es evidente que se tratará de establecer tal premisa y será lo socialmente aceptado puesto que es dicha relación la que permite la reproducción.
Por otro lado, hay activistas que pregonan que, dado que el cerebro humano es el más desarrollado, debe tener la capacidad de romper las limitaciones meramente instintivas y aceptar, casi por obligación las relaciones de tipo homosexual. Tal aseveración me parece ridícula porque, como en la didáctica, aunque un ejemplo se plantee en una muestra homogénea, todo practicante sabe que jamás tendrá ese grupo homogéneo y que un niño no reaccionará igual que otro puesto que la individuación cerebral lo establece así. Es lo mismo para este tipo de cuestiones, estos activistas se olvidan que las novedades llevan tiempo para ser aceptadas y además, aunque piensen que el hombre per se está obligado a superar lo instintivo, esa parte no se puede borrar porque está en la genética desde años y años y una cosa es poder dominar esa parte y otra muy distinta es querer cambiar el modo de organización cerebral que tanto tiempo ha tomado lograr.
Ello lo menciono porque el gobernador jaliciense tuvo la mala suerte y, aceptémoslo, la mala puntada de decir que le daba “asquito” el matrimonio homosexual porque aún estaba hecho a la “antigüita” y sucedió lo evidente, cada comunicador se le ha ido a la yugular en aras de una apertura de mente que se empecinan en obligar, porque esa es la palabra.
Pensémoslo un momento, ¿no es igualmente represiva la actitud de estos pseudo defensores de la equidad y los derechos universales para con aquellos que tienen ideas distintas? Porque así es como está sucediendo. Al parecer, en un principio se cobijaba esta nueva realidad bajo la protección de la ley, para guardarlos de violencias y ataques físicos o psicológicos, sin embargo, de unos años para acá, parece que esa protección que como ciudadanos merecen, se convierte en un privilegio y se les cuida muchísimo más que a otros sectores de la sociedad y ante ello sí muestro mi rotunda oposición. Porque se les acepta sus diferencias contra lo socialmente aceptado y establecido, pero tampoco creo que deba ser promovido ni elevado a una especie de martirologio.
Entonces, ¿qué es lo realmente justo? No quiero que se interprete que un servidor profesa una fobia casada contra quienes tienen preferencias sexuales enfocadas al mismo sexo, es cierto y jamás lo he negado, que no profeso ni un ápice de comprensión o agrado, pero igualmente cierto es que no trato de menospreciarlos ni pretendo que sean una aversión. De hecho tengo un par de amigos con tales gustos y confieso que, por lo menos dos de ellos, son de las personas que más admiro, mas no quiero que empiecen con interpretaciones: no los aprecio por su condición homosexual aunada a la intelectual sino que primero va su inteligencia para mí. Todos lo saben, a lo único que tengo fobia es a la gente idiota.
No quiero evangelizar a nadie, finalmente como un proverbio popular reza “caras vemos, entrepiernas no sabemos”. Cada quien puede hacer de su vida lo que desee y me que ese debiera ser el principio reinante. Así como unos alzan la voz para defender el orgullo gay y la igualdad legal en la empresa matrimonial, no veo porque no puede haber otros que no les parezca un modo adecuado de vivir, finalmente el derecho de uno termina donde comienza el de otros y eso es de un lado y de otro. Si nos atañemos sencillamente a lo que claman los reformistas de este nuevo grupo sexual, me parece contradictoria su postura pues si se solicita venia para no ya la tolerancia sino la aceptación entonces también deberán ellos aceptar que no a toda la gente le debe gustar su modus vivendi pues es parte de este monstruo llamado sociedad.
Así que para las comunicadoras que tachan de homofóbico al gobernador del estado de Jalisco por un comentario que, además de sincero, fue espontáneo, creo que bien les haría falta pensar qué es lo que quieren: escuchar lo que creen correcto o aceptar que la mentalidad de cada uno es distinta. La homofobia la entiendo como el ataque directo al grupo en cuestión y creo que el susodicho no hizo más que expresar su visión de vida, una visión que estoy seguro, muchos, en el fondo, compartimos. No es posible que una de las pocas veces que un político se expresa con sinceridad se le vaya el medio encima.
Queremos aceptación, comencemos por aceptar entonces que siempre habrá quien tenga ideas contrarias a las nuestras y no es obligación de nadie mentir para quedar bien con los demás, ni siquiera de los gobernantes, mucho menos de ellos. Se aceptan los grupos, pero no quiere decir que se esté de acuerdo con ellos, recordémoslo antes de esgrimir una opinión que moverá masas. Lo de Jalisco n fue nada para crucificar, sencillamente fue un comentario sobre el que se ha puesto más énfasis del que realmente merece.
Sobre las licencias de conducir en el DF
Vaya con las trivialidades que podemos ver en los noticieros de televisión, aunque hay que admitir que en ocasiones tienen puntadas que valen la pena y para muestra basta un botón.
Ayer por la noche encendí el televisor para calmar la decepción de una fiesta cancelada y la completa ausencia de un plan de respaldo. Tomé el control y comencé a cambiar de canal hasta detenerme en el canal cuarenta en el informativo a cargo de Hannia Novell.
Entre las noticias que ya se han hecho costumbre, terrible por cierto, como los asesinatos cotidianos que suceden en provincia o la compra de un departamento en Polanco a nombre del presidente nacional del PAN y que causó salpullido en varios sectores del Legislativo mexicano. Pero la nota que me dio para escribir esto fue algo que, me parece, debía haberse tocado ya hace tiempo.
El reportaje denunciaba la sencillez, rayana en la mediocridad e ineptitud, con que en la ciudad de México se consigue una licencia de conducir. Los requisitos (por si no los saben queridos lectores, o están en vías de tramitar la suya) son: una identificación oficial, un comprobante de domicilio y hacer el pago de los derechos, mismo que, según sé, asciende a $480. Cubiertos los requerimientos, se acude a cualquier módulo de la Tesorería y en poco tiempo se posee tan preciado documento. Entonces el sistema sí funciona ¿no? pues, ¿no nos quejamos siempre de la “tramitología”?
Pero recordemos que no siempre lo fácil es lo mejor y lo digo yo, amigos, que trato de lograr el mejor resultado con el mínimo esfuerzo. En esta ciudad no se le exige al aspirante a obtener la licencia ni un mínimo de conocimientos del reglamento de tránsito, menos se le hace un examen teórico ni práctico sobre sus habilidades al volante: la técnica de los retrovisores, manejo en reversa, estacionarse, en fin, aunque jamás hayas conducido un vehículo puedes obtener el documento. Tal vez comencemos a explicarnos, sabido el dato, la estadística de 22,000 accidentes viales en el Distrito Federal cada año.
De sobra saben que no soy particularmente respetuoso de las reglas, pero si hay una actividad que disfruto enormemente es conducir y me da rabia que la gran mayoría de las veces que lo hago, me doy cuenta de la imbecilidad de muchos automovilistas. Es decir, basta recordar a las “señoras con camioneta”, ¿quién no ha tenido un disgusto con ellas? Si no van con celular en mano, van maquillándose o buscando algo debajo del asiento.
En el reportaje, para regresar al punto, un funcionario de la Secretaría de Transporte y Vialidad mencionaba que no se exigen mayores requisitos porque “se actúa basados en la confianza al ciudadano, no como en otros países que es mucho más difícil”, y encima lo dice con una sonrisa que denota orgullo por su espíritu libertario.
Mi tolerancia a la estupidez es baja, muy baja y esa manera de pensar me hizo vomitar al instante. ¿Ese imbécil no ha visto que en los países retrógradas, imperialistas, capitalistas, burgueses donde se exigen mayores méritos para obtener el documento, los accidentes y las vialidades son mejores? Es una cuestión meramente lógica: si hubiera que demostrar talento, habilidad y conocimiento (lo cual pienso que es el único camino a tener una existencia que valga la pena) en ese tema habría varias consecuencias. Primero, los estúpidos o bien se desanimarían y optarían por el transporte público, o lo intentarías pero serían rechazados. Ello devendría en una reducción del tránsito por la sencilla razón de que no habría tantos carros circulando.
Y perdónenme si alguien se siente ofendido cuando digo que muchos automovilistas son estúpidos, pero es la verdad. ¿Ejemplos? Sobran.
Los hay que no entienden que el verde de los semáforos significa “avanzar” y el rojo “detenerse”. Otros, se hubieran ahorrado unos pesos si piden su auto sin luces direccionales porque tampoco saben para qué sirven (cambiar de carril e indicar rebase). Unos más no entienden que las vías rápidas se llaman así porque el tránsito es constante, fluido, sin detenerse. En fin, uno podría quedarse en la esquina más cercana y ver el flujo vehicular para darme la razón.
Incluso uno puede notar cuando alguien maneja un automóvil con transmisión manual y no sabe hacer los cambios y ah! me da coraje, si no saben ¡que no manejen!
Alguno podrá decirme, “ellos también tienen derecho” y entonces yo lo vería con ojos así ¬¬ y pensaría que él o ella es uno de los que les ocurre lo de los cambios.
Yo estaría dispuesto a poner en juego mi licencia y mi prestigio en un examen para ver si la puedo conservar o me la revocan. Creo que la cultura vial cambiaría, habría más civismo, respeto al peatón y a otros transportes como bicicletas o motocicletas.
Por supuesto eso también debería aplicar a los transportistas, públicos y privados. Y lo digo porque la “raza de bronce” a veces se conforma simplemente con esgrimir la queja general y apuntar los cánceres que devoran el cuerpo de la nación pero nadie está dispuesto a admitir que también se es parte del problema.
En fin, creo que las vialidades se beneficiarían enormemente si este procedimiento se siguiera, pero no se deben buscar “buenos conductores” o “conductores responsables”, no, yo creo que se deben formar conductores sobre todo “hábiles e inteligentes” porque aquello que debe amputarse de los que manejan, no son los celulares o los alimentos, es la estupidez que se propaga más rápido que gripe aviar.
Pero, por supuesto, eso es una utopía y jamás se verá realizada, mucho menos en aras del año profético para los mayas y quizá también para nosotros, el 2012. Por tanto, buen lector, puedes olvidar este texto y pasarlo solo como una anécdota digna del Libro de los datos inútiles de Algarabía. Mientras yo seguiré disfrutando enormemente el conducir y haré gigantes corajes por los otros que no se mueven al ritmo que las vialidades y el solo sentido común, imponen.
Y si la curiosidad les ataca, manejo desde los trece años y mi licencia es permanente.
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Trucos de supervivencia
17 mayo 2010
Dueles
29 de abril de 2010
Dueles, profundamente dueles.
A veces en los sueños o en las ganas,
otras, en los recuerdos o en las calles,
en los libros, las historias, los amigos,
las ausencias, y tu aroma aferrado entre mi ropa.
Duele y es un dolor, de suyo, extraño
porque cala en el alma, muy profundo,
pero me acuerdo por mi gusto,
veo la verdad que ayer alguien me dijera,
que en el masoquismo hay una vena placentera.
Duele la piel, que ya no te ha tocado,
duelen mis ojos que hoy no te miraron,
duelen mis manos que no te acariciaron,
duele mi voz por no haberte cantado,
el pecho sufre por extrañarte tanto,
mi oído clama por tu voz tan preciosa
mis piernas lloran, y ya no me sostienen
se doblan y se cansan porque ya no te tienen.
Duele el futbol, el café, y la biblioteca,
manejar, escribir, hablar de ti,
duele sentir que no tuviste duelo
sentirme suplantado sin apenas darme tiempo
a que el amor pudiera revivirse,
eso sí duele.
Duelen mucho tus fotos y vaya cuántas son
duelen tus labios rojos
duele tu cuerpo tibio y tu sexo... y el mío.
Duele más la distancia y el saber
que tras de ti no iré a correr,
duele que ya tus danzas no veré
y las fotografías que no te tomaré,
todos los besos tiernos que no te entregaré
y las noches de luna que no te abrazaré.
Duele que otros labios se impregnen a los tuyos
duele pensar que nunca regreses a mi nido
pero el tiempo y el mundo son cosas dando giros
y confío en el destino, que nos tendrá unidos
El dolor es constante y no deseo
que me abandone pronto
porque quiero saber que a uno le duele solamente
en proporción de lo que amó realmente.
Yo quisiera saber si a tí te duele
tanto como a mí mi muñequita
o pudo más el hecho novedoso
aunado a mis descuidos, de otro mozo.
No quiero que me digas que hoy no puedes
porque quieres iniciar bien esta aventura
porque entonces mujer, surge otra duda,
¿por qué no vas conmigo en nueva ruta?
Iniciándolo bien, sin tropezones
para lograr un mundo de pasiones.
En estricta justicia lo merezco
pero no es por reclamos donde vengo
simplemente quererte y alcanzarlo
ese objetivo dicho es el que tengo
amarte, amarte, amarte para luego
saber si de tu pecho surge el fuego
que reviva las brasas de mi nombre
y me aceptes mujer como a tu hombre,
y quererte hasta el día de la muerte
y saber que contigo va mi suerte.
Compartir tú conmigo el entorno,
puede ser que incluso el matrimonio,
departamento, casa o algún sitio
un perro, o si quieres unos hijos.
Quiero ser esa historia narrada
aunque por ahora me lleva la chingada
porque te extraño mucho y no te miento
porque no puedo mentir en lo que siento
y sí, no quiero apresurar las cosas,
pero dime qué hacer con tantas rosas,
las enviaré a tu casa sin tarjeta,
confío que sabrás quién te las manda,
y que no esperarás que no lo intente,
que no pretenda ser tu amante.
Poquito a poco, amor, no pido mucho
nada más no me impidas adorarte,
déjame verte y déjame abrazarte
uno o dos segundos por la tarde.
No es por parecer aprovechado,
más bien es algo lógico,
por lo menos para poder mostrarte
que mi motivación es por tu risa
no pretendo que diario nos veamos
sino que para hacer algo bien hecho
se debe hacer con todos los recursos,
yo trataré de convencerte amada
para que quieras salir, de mi mano acompañada
ya sea a bailar, o a cualquier sitio
pero déjame convencerte que no es mito
y para eso se requieren ambos
la mía decisión ya está tomada,
pero por favor, no estés callada.
Perdóname mujer mi atrevimiento
pero ¿qué puedo hacer con este sentimiento?
Me dueles, no te miento, desespero
pero habré ser paciente, lo prometo,
sólo pido cual líder sindicado
las mismas condiciones de trabajo
que te amo no hay duda, mi preciosa
pero está en ti, esa otra cosa.
Cuando más te quiero
De madrugada es cuando más te quiero,
a veces desde la medianoche
e incluso un poco antes
pero tiene que haber total oscuridad para mi amor
porque entonces renaces de las cenizas del recuerdo
y vuelves a a cobrar corporeidad,
con tu boca sagrada de amapola,
tus labios tan dulces y sensuales,
tus piernas, las columnas celestiales,
y tu sonrisa franca y espontánea.
Pasado el horizonte de las doce
entro en el mundo donde aún eres mía,
donde descanso del doloroso extrañarte
y me regocijo mientras llega el día.
Te quiero a la una y a las dos de la mañana
cuando los duendes salen de sus cuevas
y las hadas vuelan hacia la luna
a recargar de polvo sus blanquecinas alas.
Me vienes desde atrás de la memoria,
como remolino que derriba el mito,
tu voz precisa y tu aroma fresco,
caminas lenta hacia mis pupilas.
Y te veo tan cerca, tan asible
y tanto puedo verte si lo quiero,
pero intento tocarte y me muero,
porque te vuelves toda tú invisible.
Y entonces es cuando te extraño
con toda la pena que el trámite causa,
porque no es tu pelo el que mi mano toca,
porque no es tu sexo el que mi ser escancia,
porque no suspiras cerca de mi oído,
porque no comprendo, por qué has huido.
Es que a mí las madrugadas se me van a prisa
el tiempo se escurre cual agua salada
entre mis dedos flacos.
La una, las dos, las seis y acaba el juego,
vuelve la luz, te busco y ya te has ido.
Te has ido porque igual has despertado
y ya no puedo pensarte,
porque estás en tu conciencia,
atada a tu cuerpo como una.
Por eso en las madrugadas te quiero,
porque dormida me permites recobrarte,
a tu alma, tu esencia,
la secuestro mientras haya luna
y la amo intensamente mientras dura.
Pero tú no lo sabes, porque no me crees,
o quizá sí lo sabes
y no quieres confesarlo,
porque también te adueñas de mi mente en el ocaso,
bah! quién lo sabe.
Y suena el reloj y el sol calienta
y me quedé a nada de besarte,
pero qué me pasó, no pude hablarte,
“no quiero más que mientas”.
No sé si me conformo con la noche,
con abrazar tu otro yo plateado.
Un día superaré el calor del rayo
solar y cerraré con broche.
Iré tras de tu cuerpo vivo,
no importa si es un viaje eterno,
del cielo azul a los rojos infiernos,
y juntaré tus labios con los míos.
¿A qué le temes mujer de mis deseos?
¿Qué te impide dejar que te enamore?
Deja vibrar tu alma, que en ti more
el caluroso amor y el romanceo.
De madrugada es cuando más te quiero,
dormido,
cobijado en fantasía
pero en el día he llegado a amarte,
y es en ese escenario,
donde quisiera reunir, tu vida con la mía.
11 mayo 2010
No pido...
Yo no te pido nada
no te lo pido porque no lo merezco
porque no te soy digno, no te ofrezco
palacios ni riqueza acumulada
en cofres y enterrados en las islas
desiertas que los cuentos han contado.
No te pido nada, es cierto
aunque grato me sería un beso,
tan dulce, con tus labios y mis labios
una filosofía que los sabios
no llegan a entender en muchos años.
Pero no, no puedo imaginarlo
porque no te pido nada:
No te pido recostarte en mi hombro,
ni que pienses en mí una vez al día,
mucho menos pedir en fantasía
amarnos uno al otro en la velada.
Eso es imposible luna mía,
yo no podría pedirte tales cosas.
Imagina que yo te enviara rosas
y pensara tu mano entre las mías.
No, no y no, jamás lo haré,
porque el amor que doy no busca recompensas,
y sin embargo soñaré que piensas
en mi nombre y mi ser ante tu puerta.
¿Por qué mujer si no te pido nada?
me gusta imaginar el adorarte,
mi brazo en tu cintura delineada,
y no puedo dejar de extrañarte.
No solicito venia aunque acepto
si tu voluntad quisiera regalarme,
tu aroma, tu tersura, cada baile,
tu risa, tus pasiones y tu afecto.
No pido, pero ah! sería tan bello,
si osaras una vez a la semana
pudiéramos salir por las mañanas
y yo abrazarte para besar tu cuello.
Como vez soy sensato
y no te pido nada
imagino tenerlo, pero de eso a pedirlo...
sería vanidad.
Mejor es el soñar con que un día me regales
un poco de tu tiempo por propias voluntades
aceptes concederme una de tus tardes,
no importa si un minuto, una hora o un segundo
si tú me lo permites
te haré sentir la mujer más feliz del mundo
pero eso es imposible en tanto no confíes
en que te amo tanto como digo.
No pido ser el dueño de tu cuerpo
pero quisiera otra vez amanecer en tu lecho
amarte todo el cuerpo y hasta el alma,
como sólo lo hace quien así ama,
pero... no es más que boba ilusión,
aunque tu nombre esté tatuado en mi emoción.
¿Lo ves? No pido nada amada mía,
simplemente a tu voz yo me someto,
si me dejas amarte te prometo
que te haré más dichosa cada día.
Yo no pediré nunca, pero mira,
tú pide de tu esclavo lo que quieras
porque yo decidí que hasta que muera
daré todo mi ser para mi estrella.
Entre mi amor y tú
Entre mi amor y tú no hay diferencia:
Tú eres la ilusión del fuego eterno,
la redención que salva del infierno
al infame aprendiz de amor y ciencia.
Entre mi amor y tú no valen nombres,
porque sobran las letras si hay un beso,
de amor o de pasión, diera por eso
mi libertad, la vida de mil hombres.
Entre mi amor y tú pasan las noches.
Tú mi luna prendida en la ventana,
a la que extraño tanto en las mañanas
y que consuela todos mis dolores.
Entre mi amor y tú, no sé qué digo,
porque estás tan lejana de mi mundo
y aunque sé que es distinto nuestro rumbo
quisiera que miraras al mendigo.
Entre mi amor y tú, amada mía,
no hay más que la ilusión de que me mires,
que tal vez, tú por mí, un día suspires.
Y permitas a mi alma la osadía.
Entre mi amor y tú va el imposible,
pero eterno calor que de mí surge,
por tu piel excitante que me urge
a imaginarme tuyo, ¡qué risible!
Entre mi amor y tú, niña preciosa,
quisiera desvelar el crucigrama
de encontrarnos en la misma cama,
de saber si quisieras ser mi esposa.
Entre mi amor y tú no pasa el tiempo
ni hay prisa, ni presión. Hay que ir despacio.
Te doy la libertad, dejo tu espacio,
yo sólo te ofrezco mis momentos.
Entre mi amor y tú hablan las miradas,
el lenguaje oral a veces sobra,
si nuestros cuerpos se juntan en la obra
maestra del amor, con las luces apagadas.
Entre mi amor y tú hay música viva:
tu risa y mi emoción cantan en coro.
Mirarte un segundo, vale más que el oro,
besarte con pasión intempestiva.
Entre mi amor y tú quizá no hay nada
pueden ser sólo sueños de agonía
promesas vanas, para pasar el día.
Pero eso no me dice tu mirada.
Entre mi amor y tú, ocaso loco
que ocultó nuestras manos de la vista
yo bien sé que quizá no estés lista
pero deja acercarme poco a poco.
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