Eres lejana y no,
porque te pienso,
porque te tengo aquí,
justo a mi lado,
porque te siento tanto
que lo humano
-llamado
la distancia-,
se deshace.
Te quiero
en la distancia que guardan
nuestros cuerpos amantes…
porque el vaivén reluce los esfuerzos,
las manos,
los rasguños,
nuestros besos... te quiero
en la distancia por ser otra,
diferente, ajena y, a pesar,
complementarme.
Te amo en el silencio de tu voz,
en la ausencia que evoca tu figura,
en el espacio
al que mi brazo terco,
se empeña por guardarle a tu cintura.
En la distancia, dos,
que nunca supondrán un solo cuerpo,
pero sí de las almas
con el tiempo...
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