17 mayo 2010

Cuando más te quiero

De madrugada es cuando más te quiero,
a veces desde la medianoche
e incluso un poco antes
pero tiene que haber total oscuridad para mi amor
porque entonces renaces de las cenizas del recuerdo
y vuelves a a cobrar corporeidad,
con tu boca sagrada de amapola,
tus labios tan dulces y sensuales,
tus piernas, las columnas celestiales,
y tu sonrisa franca y espontánea.

Pasado el horizonte de las doce
entro en el mundo donde aún eres mía,
donde descanso del doloroso extrañarte
y me regocijo mientras llega el día.

Te quiero a la una y a las dos de la mañana
cuando los duendes salen de sus cuevas
y las hadas vuelan hacia la luna
a recargar de polvo sus blanquecinas alas.

Me vienes desde atrás de la memoria,
como remolino que derriba el mito,
tu voz precisa y tu aroma fresco,
caminas lenta hacia mis pupilas.

Y te veo tan cerca, tan asible
y tanto puedo verte si lo quiero,
pero intento tocarte y me muero,
porque te vuelves toda tú invisible.

Y entonces es cuando te extraño
con toda la pena que el trámite causa,
porque no es tu pelo el que mi mano toca,
porque no es tu sexo el que mi ser escancia,
porque no suspiras cerca de mi oído,
porque no comprendo, por qué has huido.

Es que a mí las madrugadas se me van a prisa
el tiempo se escurre cual agua salada
entre mis dedos flacos.
La una, las dos, las seis y acaba el juego,
vuelve la luz, te busco y ya te has ido.
Te has ido porque igual has despertado
y ya no puedo pensarte,
porque estás en tu conciencia,
atada a tu cuerpo como una.

Por eso en las madrugadas te quiero,
porque dormida me permites recobrarte,
a tu alma, tu esencia,
la secuestro mientras haya luna
y la amo intensamente mientras dura.
Pero tú no lo sabes, porque no me crees,
o quizá sí lo sabes
y no quieres confesarlo,
porque también te adueñas de mi mente en el ocaso,
bah! quién lo sabe.

Y suena el reloj y el sol calienta
y me quedé a nada de besarte,
pero qué me pasó, no pude hablarte,
“no quiero más que mientas”.

No sé si me conformo con la noche,
con abrazar tu otro yo plateado.
Un día superaré el calor del rayo
solar y cerraré con broche.

Iré tras de tu cuerpo vivo,
no importa si es un viaje eterno,
del cielo azul a los rojos infiernos,
y juntaré tus labios con los míos.

¿A qué le temes mujer de mis deseos?
¿Qué te impide dejar que te enamore?
Deja vibrar tu alma, que en ti more
el caluroso amor y el romanceo.

De madrugada es cuando más te quiero,
dormido,
cobijado en fantasía
pero en el día he llegado a amarte,
y es en ese escenario,
donde quisiera reunir, tu vida con la mía.

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