Esto de amarle tanto
es transitorio,
no se acostumbre usted a ver mi estado.
Quizá
mañana ya no vea sus ojos,
quizá para ello
deba arrancar los propios...
Pero no tema
nada señorita,
que de amor no se muere,
se nos mata
lento pero constante
cual el cirio,
que sufre
cuando muere
por la flama.
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