¿A qué se
deberá la lentitud del taxi,
del taxista?
¿Acaso los
instruyen cual autómatas
para no
entender
sino
contrarias sentencias
a las
solicitadas?
¿Será un
requisito insoslayable
para tan
noble profesión,
volverse
lento de pensares,
apenas se
ven apasasajeados?
Es que
cuando yo aguardo
en la
esquina de casa y los admiro,
van lúcidos,
diligentes,
imperturbables
y céleres.
Entonces
tomo la decisión y extiendo
la sabia
mano derecha
denotando mi
necesidad de movimiento.
Asciendo,
saludo, indico…
…y todo se
me vuelve en contra:
la tibieza,
el desgano, la apatía, la parsimonia
y mi
desesperación que aumenta.
Quizá
debiera cuestionarlos al respecto
pero temo no
puedan,
en ese
estado metafísico,
comprender
mis palabras.
Habré,
quizá, de conformarme
en verlos
transformarse
al taxista y
al taxi
en posmas
motorizadas.
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