05 diciembre 2012

Cotidianidades: el taxi


¿A qué se deberá la lentitud del taxi,
del taxista?
¿Acaso los instruyen cual autómatas
para no entender
sino contrarias sentencias
a las solicitadas?
¿Será un requisito insoslayable
para tan noble profesión,
volverse lento de pensares,
apenas se ven apasasajeados?

Es que cuando yo aguardo
en la esquina de casa y los admiro,
van lúcidos, diligentes,
imperturbables y céleres.
Entonces tomo la decisión y extiendo
la sabia mano derecha
denotando mi necesidad de movimiento.
Asciendo, saludo, indico…
…y todo se me vuelve en contra:
la tibieza, el desgano, la apatía, la parsimonia
y mi desesperación que aumenta.

Quizá debiera cuestionarlos al respecto
pero temo no puedan,
en ese estado metafísico,
comprender mis palabras.
Habré, quizá, de conformarme
en verlos transformarse
al taxista y al taxi
en posmas motorizadas.

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