29 noviembre 2010

El sólo no está solo

Por Le Joque Dub

Como sea, como haya sido, por consenso se han confirmado las reformas a la ortografía que ya se conocían desde unos días atrás. Ayer, en la sesión a puerta cerrada de los directores de las veintidós academias de la lengua española, se dio luz verde a las modificaciones por todos conocidas: modificaciones de nombre en algunas letras (b, v, y, i), supresión de dígrafos (ch, ll), eliminación de la tilde DIACRÍTICA (mal que le pese a las cabezas de la ASALE) del sólo en función adverbial y de los pronombres demostrativos: éste, ése, aquél.
Todo este asunto ya había causado revuelo a ambos lados del Atlántico no sólo en las eminencias culturales y literarias de habla hispana, sino también en el común de la gente que, contrario a lo que pudiera pensarse sobre un marcado desinterés respecto de asuntos referentes a la lengua, manifestó su oposición a dichos avances en diversos medios como las redes sociales Facebook o Twitter, donde llegamos a encontrar hashtag´s alusivos a dicha cuestión.
Parece ser que, no obstante la renuencia para aplicar tales modificaciones, se decidió por unanimidad, a decir del director de la Academia Mexicana de la Lengua, don José G. Moreno de Alba, llevar a cabo dicha reforma puesto que “se trata de una propuesta sensata de unificación que no impondrá su uso”.
Y al respecto me cuestiono, ¿realmente será tan grave que en asuntos lingüísticos se haya llegado a la unanimidad entre los representantes de las veintidós academias? La respuesta no merece tomarse como un asunto ejemplar del que bien pudieran tomar lección los servidores públicos nacionales; más bien el asunto que compete en esta ocasión son los postulados per se y las consecuencias que habrán de surgir con este acuerdo.

Trataré, pues, de ir punto por punto:

· DECISIONES. La decisión de llamar “be” a la “b” y “uve” la “v” responde al predominio de estas formas en el mundo hispánico, aunque hay regiones con una tradición distinta y respetable, para llamarlas de otra manera, como “be grande” o “be corta”.

No sé si todos ustedes, queridos lectores, pero a mí me enseñaron estos dos caracteres ya con los nombres que hoy establece la Asociación de academias de la lengua española (ASALE), y al respecto, creo que se ha gestado más pánico por el tratamiento tan superficial que los medios han dado del tema.
Aclaremos. No se trata de juzgar o demeritar algún profesor cuyo método de enseñanza lleva años de vigencia y probados resultados, cuando se le ocurra instruir tales grafías como “b = be grande” o “v = ve chica”. De lo que se trata aquí es de establecer una homogeneidad para todos los países hispanoparlantes y que, así, el argentino que estudie en España, el paraguayo que viva en Colombia o el cubano que venga a México entiendan que, a más de como la aprendieron la “b” es be, y la “v”, uve. Encontrando una analogía burda, es como si se pretendiera el esperanto alfabético, para que todos sepan el mismo idioma.

· Sobre la “y”, explicó (Moreno de Alba) que al tener un apoyo vocálico que termina en “e”, se determinó como “ye”, además de ser la denominación preferida en otros ámbitos como la ciencia y las matemáticas.

En este caso es una cosa similar y se independiza el nombre del par de letras que lo compartían (“i = i latina”, “y = y griega”), aunque en este caso expreso mi malestar ya que, si bien es cierto que la grafía “y” tiene un “apoyo vocálico que termina en e”, es igualmente cierto que en determinados contextos sigue funcionando con valor de vocal, tales como: hoy, maguey, rey, y, soy, etc. ¿Qué se hace en esos casos? Porque, según entiendo, al decir que tiene apoyo VOCÁLICO, se ha considerado que es, por entero, un caracter consonántico lo cual no parece cumplirse en todos los ejemplos.

· La razón para eliminar el acento a las palabras “sólo”, “éste”, “ése”, “aquél” es simple: su utilización no es fónica, sino de significado.

Para empezar con este punto que es el que mayores atenciones ha causado, cito un documento elaborado por la Academia Mexicana de la Lengua:
Se rechaza que la oposición tonicidad/atonicidad sea el requisito básico para la aplicación de la tilde diacrítica y considera como condición fundamental la pertenencia a categorías gramaticales diferentes de las palabras. Propone que el empleo de la tilde diacrítica en el adverbio sólo y en los demostrativos sustantivos deje de ser potestativo y sea prescriptivo.
(Utilizamos para sustentarlo la OLE99, el DPD y el Esbozo 1973/1999)

Podrá verse, que lo aducido como razón para eliminar el acento en estas palabras es, a todas luces, una paradoja, un sinsentido puesto que es justo una de las razones por las que no debió haberse aceptado. Y si alguna duda queda de las funciones del diacrítico, vuelvo a citar:

La tilde diacrítica ha sido, entonces, un mecanismo para distinguir categorialmente los pronombres de aquellas formas con igual grafía pero con diferente función.

Este punto es sobre el que han caído las críticas, merecidas e inmerecidas, conservadoras y mordaces, inteligentes y reaccionarias de los hispanohablantes. En un rastreo en la red social twitter.com el día diez de noviembre, se encontró que, de los tweets que se referían a las reformas, un 34% se pronunciaba en contra de la supresión del acento en el sólo y los demostrativos, siendo este trending topic el más comentado del listado de reformas ortográficas.
Lo que importa aquí, además de todo es que parece ser que importa muy poco la relación, teórica, de igual a igual al tratarse con la Real Academia Española. A saber, cuando se propuso dicha reforma, venida, por supuesto, de la península, veinte de las veintiuna academias no dudaron en aceptar la reforma como quien descubre el éxtasis religioso en el prójimo y se lamenta por su falta de fe, agachando la cabeza para ser bendecido por el reflejo de tan altos pensamientos. La única que opuso razones fue la Academia Mexicana (esto no se trata de un juicio nacionalista pedante en tiempos del Bicentenario y del Centenario, antes bien, déjenme, queridos lectores, concluir con mis devaneos) y de ahí comenzó una pugna lingüística entre la Todopoderosa RAE y la AML, quien curiosamente representa al país con más hispanohablantes del mundo, quizá por ello los ibéricos sintieron pasos.
La cosa se siguió en un debate mediante el cual los académicos españoles mencionaban las razones por las cuales SU propuesta debía aplastar cualquier intento de rebelión, considerándolo, casi, golpe de estado. Evidentemente la AML presentó argumentos que contravenían los llegados allende el mar y la contestación no se hizo esperar, del Atlántico para acá:
El equipo de redacción de la RAE rechaza los argumentos sostenidos por la AML para oponerse a la supresión definitiva de la tilde diacrítica en el adverbio sólo y los pronombres demostrativos, por no ser suficientes para contrarrestar los que se aducen a favor.

De manera que, entiéndase, “sí tienen razón los mexicanitos, pero... pero nosotros tenemos más” y como lo que pasó en México en el 2006 con las elecciones y el dictamen del TRIFE: Sí hubo trampa, pero nomás tantita. ¿Cómo puede llamársele a eso si no imperialismo lingüístico? Es que me resulta inadmisible la pretensión peninsular de sentirse piedra de toque de la lengua, de pensar que son amos y señores, creadores y destructores de ese algo inmaterial que es la lengua española, por favor, basta de pensamientos del medioevo, la lengua es del hablante y las academias no están sino como testigos longevos de la evolución del idioma, para, después de observar los cambios que se fijan, redactarlos. Las academias son historiadoras no jueces.
Así, cuando a principios de mes se dio a conocer que se suprimiría el acento del sólo y los demostrativos, se mencionaba como error ortográfico el oponerse a tal mandato; un par de semanas después, después de la reunión que sostuvieron los presidentes de las veintidós academias en San Millán de la Cogolla, resulta que, pese a no recomendarse el uso de la tilde en la voz sólo cuando tiene valor adverbial ni en los demostrativos, menciona un vocero de la RAE que se dejará abierta la opción de utilizarlo, de modo que ya no era, in strictu, un error. Tal cosa nos dejó perplejos al equipo de trabajo que preparaba la contra argumentación para las razones aducidas por España pues no podíamos explicarnos a qué se debía ese cambio de matiz, en la postura, tan clara, que antes habían manifestado.
Resulta, lo sé de buena fuente queridos lectores, que en la reunión susodicha, estaba presente a no sé qué razón, el recientemente laureado con el Nobel, don Mario Vargas Llosa, así es, el mismísimo Vargas Llosa departiendo en idílica tertulia con los mandamases de la ASALE, ¿asunto? nadie lo sabe, y si lo saben, nadie lo dice. Para no hacer el cuento largo, resulta que don Mario, en una de las discusiones respecto al mentado sólo, le “comenta” a don Víctor (uno imagina lo íntimos que son, quién puede negarse ante un nobel), palabras más, palabras menos:
—Oye Víctor, ¿cómo está eso de que me vas a quitar el acento del sólo? Yo no puedo escribir así.
Tal fue el monólogo de Vargas Llosa. Imagino que al instante García de la Concha tuvo que poner manos a la obra y mandar a uno de sus subalternos a rectificar que la supresión de la tilde no devendría, de no acatarse, en error y así, era una reforma “deslavadita” digamos, una mera sugerencia. Pensarán, amigos míos, ¡qué bueno!, gracias a Vargas Llosa no se considerará un error, y, en efecto, como dijo don Adolfo Castañón al respecto, “de lo perdido, lo hallado”, mas, ¿no les parece harto denigrante que habiendo esgrimido argumentos sólidos, lingüísticos, de parte de TODA UNA INSTITUCIÓN a quien se supone, se mira como igual, y más allá, una academia, y más allá, la Academia Mexicana de la Lengua, se modifique el planteamiento esencial por un hombre? Cierto, nadie pone en tela de juicio su autoridad moral para las letras, pero, hay modos y formas.
Así caemos en la cuenta que, más allá del asunto léxico, todo cae en el cáncer de la humanidad: el poder. Todo es asunto de poder, de imponer, de pretender ser la voz única y eterna, de sojuzgar a quien se atreve a discrepar y acallarlo con ensordecedoras burlas, contestaciones a medias, sin tomarla en serio. ¿Acaso los españoles son todavía autoridad en el uso del idioma? ¿Ellos que aplauden que no se acentúe guion puesto que es monosílabo, pero lo pronuncian gui-ón? ¿Ellos que registran en el Diccionario de la Real Academia Española la voz coctel y pronuncian cóctel? ¿Ellos que mencionan que la única parte que debe ser prescriptiva en la lengua es, precisamente, la ORTOGRAFÍA, y ahora salen con que “no se discriminarán ni prohibirán los usos distintos a estos lineamientos”?
De alguna manera se debe mantener una unidad en el lenguaje, aunque la historiografía prueba que toda lengua, en un momento se convierte en madre y diverge en variantes dialectales primero, para después engendrar nuevas lenguas con el paso de los años, pero, en el medio de ese proceso se debe buscar una homogeneidad. En el caso del español es la ortografía, es el único lazo que nos mantiene como pertenecientes de un todo, por tanto:
[...] la actualización de las reglas ortográficas debe basarse en estudios con rigor metodológico y científico que aporten argumentos demostrables. [...] El sistema actual de acentuación ha sido el resultado de una serie de reformas y una paulatina fijación de reglas.

Pensando en el lema de la RAE, “Limpie, fixa y da esplendor”, creo que es una total traición a los ideales propuestos en dicha cita, puesto que ésta, sólo llévase a cabo por entero en las reglas ortográficas. Reglas que se establecen para ser cumplidas, con las reglas del juego de nuestra lengua, y deben establecerse claramente, como en cualquier otro sistema.
De manera tal que la postura de no discriminar otros usos, luce tan seria como la utopía Calderonista de ganar la guerra contra el narco. La lengua, además de todo es marcador social, y hay quien se ha esmerado en hacer de ella su material de trabajo, su medio y su fin, porque también en el idioma hay vanidades y orgullos, y de repente vienen a decirte, después de años de trabajo, que ni te esfuerces demasiado, total, ya no te discriminarán si no sabes cuándo lleva acento tal o cual palabra, por favor, es una burla.
Así como en los sistemas políticos, en los deportes, en el trabajo, hay lineamientos que uno debe acatar, así debieran mantenerse en lo lingüístico. No se puede dar libre albedrío en ciertas cosas, no le puedes decir al hablante que, a la manera en que escriba, no habrá errores, porque entonces eliminas los dos puntos de fuga: error y acierto. Cómo pretendes llevar a un punto más alto la educación si el medio para propagarla, la lengua, es un hato de posibilidades, todas correctas porque ninguna errada. No señores académicos, si todo será tolerado entonces ¿para qué establecer regulaciones? Eliminando acentos donde antes se colocaban para evitar anfibologías, se perpetuarán las confusiones, ¿es tan difícil apreciarlo?
La potestad está en ustedes si van a propugnar por la credibilidad y seguir con la nomenclatura de “reglas ortográficas”, si no, como dije, que sean meras recomendaciones. Al hablante le toca acatar lo prescrito, no más.
Es evidente que, pese a la reacción en contra que tales modificaciones han provocado en escritores, intelectuales, y gente común, esto no dará marcha atrás en mucho tiempo de modo que nos toca a nosotros tomar postura. Yo, por mi parte, negaré mi adhesión al neocolonialismo lingüístico disfrazado de democracia intercontinental. Soy un reaccionario y conservaré mis acentos donde bien los había aprendido, pues mi trabajo me costó. Habrá cabida en mis textos para el sólo, el éste, el ése y el aquél. Basta de imposiciones y que se recuerde bien:

TILDE DIACRÍTICA O MUERTE, PORQUE EL SÓLO NO ESTÁ SOLO, he dicho.

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27 octubre 2010

Una nota necrológica

Mis queridos lectores, esta vez haré un breve recuento por las mentes que dolorosamente nos han dejado en este año olvidable del 2010. No es tanto que el dolor surja de su partida sino de la conciencia global de saber que las mentes privilegiadas se han convertido, con el correr de los años, en una especie en peligro de extinción. Por eso duele su elevación al mundo de lo inmaterial, porque sus pensamientos eran como un remanso dentro de la epidemia de estupidización que se come al mundo, un mundo tecnocentrista donde vale más lo que vistes que lo que analizas...

Por ello es que merece la pena recordarlos, porque su legado es inmaterial, pero es lo mejor que pudieron dar al mundo: conocimiento, crítica, análisis, poesía, todo lo minusvalorado hoy en día pero que sigue haciendo la diferencia.

Vaya pues que este trágico año se termine para no darle oportunidad que se siga llevando mentes tan necesarias  de este lado de la existencia.

José Saramago

Carlos Monsiváis

Carlos Montemayor

Enrique Cárdenas de la Peña

Antonio Alatorre

Alí Chumacero

12 octubre 2010

DE los "asquitos" del gobernador de Jalisco

De nuevo, queridos lectores, me encanta el surrealismo que Dalí había ya mencionado respecto de nuestro país. Suceden las cosas más extrañas, algunas incluso, podrían pasar como argumentos ficcionarios de alguna novela o cuento escrito por Faulkner o Kafka, pero sólo en este universo, en esta tierra, cobran realidad.
                Y el ejemplo no tuvo que aparecer tras una búsqueda exhaustiva de campo. Apareció inesperado e intempestivo, como todo lo que hace mella en la memoria. Viernes por la noche y en televisión, en “Informativo 40” escuché la nota de la “terrible homofobia del gobernador de Jalisco” y lo peor, se había atrevido a decirlo en un foro público, vaya la indignidad que eso causa en la conciencia moderna y libertaria de todos los mexicanos ¿no?
                Perdonen la ironía amigos míos pero no puedo dejar de reírme de las reacciones que surgen al escuchar algo así. Y no empezaré a catalogar qué está bien y qué mal, simplemente trataré de poner las cosas en su justo punto.
                Dice un chiste de bar, que la homosexualidad en un principio fue denostada, reprimida, luego fue tolerada, ahora es aceptada y hasta aplaudida pero lo preocupante es que con esa evolución, en poco tiempo vaya a ser obligatoria. A qué quiero llegar, lo iré explicando de a poco en las siguientes líneas mis estimados lectores, pero podría resumirse de esta forma: creo que la homofobia no es una cualidad que deba respetarse, mucho menos cuando esta conlleva la violencia como una respuesta. De la misma forma, creo que la homosexualidad es una opción de vida, dignísima como las otras que pueda haber, no obstante, creo que al formar parte  de una nómina de opciones, no debiera resaltar con afanes propagandísticos.
                Si bien por un lado considero que el odio no debe ser una manera de actuar en cuanto nos confrontamos con algo diferente de lo que hemos considerado y se nos ha enseñado que es lo normal, también creo que sería utópico pensar que con el solo conocimiento se debe esperar una adaptación e integración inmediata de esa novedad al correr de la vida. A qué me refiero, bien, creo que si durante generaciones se ha establecido (cosa con la que, por cierto, estoy totalmente de acuerdo) que la normalidad es la relación macho-hembra, y se ve en gran parte de los especímenes mayores, es evidente que se tratará de establecer tal premisa y será lo socialmente aceptado puesto que es dicha relación la que permite la reproducción.
                Por otro lado, hay activistas que pregonan que, dado que el cerebro humano es el más desarrollado, debe tener la capacidad de romper las limitaciones meramente instintivas  y aceptar, casi por obligación las relaciones de tipo homosexual. Tal aseveración me parece ridícula porque, como en la didáctica, aunque un ejemplo se plantee en una muestra homogénea, todo practicante sabe que jamás tendrá ese grupo homogéneo y que un niño no reaccionará igual que otro puesto que la individuación cerebral lo establece así. Es lo mismo para este tipo de cuestiones, estos activistas se olvidan que las novedades llevan tiempo para ser aceptadas y además, aunque piensen que el hombre per se está obligado a superar lo instintivo, esa parte no se puede borrar porque está en la genética desde años y años y una cosa es poder dominar esa parte y otra muy distinta es querer cambiar el modo de organización cerebral que tanto tiempo ha tomado lograr.
                Ello lo menciono porque el gobernador jaliciense tuvo la mala suerte y, aceptémoslo, la mala puntada de decir que le daba “asquito” el matrimonio homosexual porque aún estaba hecho a la “antigüita” y sucedió lo evidente, cada comunicador se le ha ido a la yugular en aras de una apertura de mente que se empecinan en obligar, porque esa es la palabra.
                Pensémoslo un momento, ¿no es igualmente represiva la actitud de estos pseudo defensores de la equidad y los derechos universales para con aquellos que tienen ideas distintas? Porque así es como está sucediendo. Al parecer, en un principio se cobijaba esta nueva realidad bajo la protección de la ley, para guardarlos de violencias y ataques físicos o psicológicos, sin embargo, de unos años para acá, parece que esa protección que como ciudadanos merecen, se convierte en un privilegio y se les cuida muchísimo más que a otros sectores de la sociedad y ante ello sí muestro mi rotunda oposición. Porque se les acepta sus diferencias contra lo socialmente aceptado y establecido, pero tampoco creo que deba ser promovido ni elevado a una especie de martirologio.
                Entonces, ¿qué es lo realmente justo? No quiero que se interprete que un servidor profesa una fobia casada contra quienes tienen preferencias sexuales enfocadas al mismo sexo, es cierto y jamás lo he negado, que no profeso ni un ápice de comprensión o agrado, pero igualmente cierto es que no trato de menospreciarlos ni pretendo que sean una aversión. De hecho tengo un par de amigos con tales gustos y confieso que, por lo menos dos de ellos, son de las personas que más admiro, mas no quiero que empiecen con interpretaciones: no los aprecio por su condición homosexual aunada a la intelectual sino que primero va su inteligencia para mí. Todos lo saben, a lo único que tengo fobia es a la gente idiota.
                No quiero evangelizar a nadie, finalmente como un proverbio popular reza “caras vemos, entrepiernas no sabemos”. Cada quien puede hacer de su vida lo que desee y me que ese debiera ser el principio reinante. Así como unos alzan la voz para defender el orgullo gay y la igualdad legal en la empresa matrimonial, no veo porque no puede haber otros que no les parezca un modo adecuado de vivir, finalmente el derecho de uno termina donde comienza el de otros y eso es de un lado y de otro. Si nos atañemos sencillamente a lo que claman los reformistas de este nuevo grupo sexual, me parece contradictoria su postura pues si se solicita venia para no ya la tolerancia sino la aceptación entonces también deberán ellos aceptar que no a toda la gente le debe gustar su modus vivendi pues es parte de este monstruo llamado sociedad.
                Así que para las comunicadoras que tachan de homofóbico al gobernador del estado de Jalisco por un comentario que, además de sincero, fue espontáneo, creo que bien les haría falta pensar qué es lo que quieren: escuchar lo que creen correcto o aceptar que la mentalidad de cada uno es distinta. La homofobia la entiendo como el ataque directo al grupo en cuestión y creo que el susodicho no hizo más que expresar su visión de vida, una visión que estoy seguro, muchos, en el fondo, compartimos. No es posible que una de las pocas veces que un político se expresa con sinceridad se le vaya el medio encima.
Queremos aceptación, comencemos por aceptar entonces que siempre habrá quien tenga ideas contrarias a las nuestras y no es obligación de nadie mentir para quedar bien con los demás, ni siquiera de los gobernantes, mucho menos de ellos. Se aceptan los grupos, pero no quiere decir que se esté de acuerdo con ellos, recordémoslo antes de esgrimir una opinión que moverá masas. Lo de Jalisco n fue nada para crucificar, sencillamente fue un comentario sobre el que se ha puesto más énfasis del que realmente merece.
No seamos drásticos ni pensemos que todo lo que parece mejora lo es, hay que tener cuidado con lo que se desea porque después uno puede arrepentirse. En fin, habiendo terminado, yo me despido.

Sobre las licencias de conducir en el DF

08/10/10

Vaya con las trivialidades que podemos ver en los noticieros de televisión, aunque hay que admitir que en ocasiones tienen puntadas que valen la pena y para muestra basta un botón.
                Ayer por la noche encendí el televisor para calmar la decepción de una fiesta cancelada y la completa ausencia de un plan de respaldo. Tomé el control y comencé a cambiar de canal hasta detenerme en el canal cuarenta en el informativo a cargo de Hannia Novell.
                Entre las noticias que ya se han hecho costumbre, terrible por cierto, como los asesinatos cotidianos que suceden en provincia o la compra de un departamento en Polanco a nombre del presidente nacional del PAN y que causó salpullido en varios sectores del Legislativo mexicano. Pero la nota que me dio para escribir esto fue algo que, me parece, debía haberse tocado ya hace tiempo.
                El reportaje denunciaba la sencillez, rayana en la mediocridad e ineptitud, con que en la ciudad de México se consigue una licencia de conducir. Los requisitos (por si no los saben queridos lectores, o están en vías de tramitar la suya) son: una identificación oficial, un comprobante de domicilio y hacer el pago de los derechos, mismo que, según sé, asciende a $480. Cubiertos los requerimientos, se acude a cualquier módulo de la Tesorería y en poco tiempo se posee tan preciado documento. Entonces el sistema sí funciona ¿no? pues, ¿no nos quejamos siempre de la “tramitología”?
                Pero recordemos que no siempre lo fácil es lo mejor y lo digo yo, amigos, que trato de lograr el mejor resultado con el mínimo esfuerzo. En esta ciudad no se le exige al aspirante a obtener la licencia ni un mínimo de conocimientos del reglamento de tránsito, menos se le hace un examen teórico ni práctico sobre sus habilidades al volante: la técnica de los retrovisores, manejo en reversa, estacionarse, en fin, aunque jamás hayas conducido un vehículo puedes obtener el documento. Tal vez comencemos a explicarnos, sabido el dato, la estadística de 22,000 accidentes viales en el Distrito Federal cada año.
                De sobra saben que no soy particularmente respetuoso de las reglas, pero si hay una actividad que disfruto enormemente es conducir y me da rabia que la gran mayoría de las veces que lo hago, me doy cuenta de la imbecilidad de muchos automovilistas. Es decir, basta recordar a las “señoras con camioneta”, ¿quién no ha tenido un disgusto con ellas? Si no van con celular en mano, van maquillándose o buscando algo debajo del asiento.
                En el reportaje, para regresar al punto, un funcionario de la Secretaría de Transporte y Vialidad mencionaba que no se exigen mayores requisitos porque “se actúa basados en la confianza al ciudadano, no como en otros países que es mucho más difícil”, y encima lo dice con una sonrisa que denota orgullo por su espíritu libertario.
                Mi tolerancia a la estupidez es baja, muy baja y esa manera de pensar me hizo vomitar al instante. ¿Ese imbécil no ha visto que en los países retrógradas, imperialistas, capitalistas, burgueses donde se exigen mayores méritos para obtener el documento, los accidentes y las vialidades son mejores? Es una cuestión meramente lógica: si hubiera que demostrar talento, habilidad y conocimiento (lo cual pienso que es el único camino a tener una existencia que valga la pena) en ese tema habría varias consecuencias. Primero, los estúpidos o bien se desanimarían y optarían por el transporte público, o lo intentarías pero serían rechazados. Ello devendría en una reducción del tránsito por la sencilla razón de que no habría tantos carros circulando.
                Y perdónenme si alguien se siente ofendido cuando digo que muchos automovilistas son estúpidos, pero es la verdad. ¿Ejemplos? Sobran.
                Los hay que no entienden que el verde de los semáforos significa “avanzar” y el rojo “detenerse”. Otros, se hubieran ahorrado unos pesos si piden su auto sin luces direccionales porque tampoco saben para qué sirven (cambiar de carril e indicar rebase). Unos más no entienden que las vías rápidas se llaman así porque el tránsito es constante, fluido, sin detenerse. En fin, uno podría quedarse en la esquina más cercana y ver el flujo vehicular para darme la razón.
Incluso uno puede notar cuando alguien maneja un automóvil con transmisión manual y no sabe hacer los cambios y ah! me da coraje, si no saben ¡que no manejen!
                Alguno podrá decirme, “ellos también tienen derecho” y entonces yo lo vería con ojos así ¬¬ y pensaría que él o ella es uno de los que les ocurre lo de los cambios.
                Yo estaría dispuesto a poner en juego mi licencia y mi prestigio en un examen para ver si la puedo conservar o me la revocan. Creo que la cultura vial cambiaría, habría más civismo, respeto al peatón y a otros transportes como bicicletas o motocicletas.
                Por supuesto eso también debería aplicar a los transportistas, públicos y privados. Y lo digo porque la “raza de bronce” a veces se conforma simplemente con esgrimir la queja general y apuntar los cánceres que devoran el cuerpo de la nación pero nadie está dispuesto a admitir que también se es parte del problema.
                En fin, creo que las vialidades se beneficiarían enormemente si este procedimiento se siguiera, pero no se deben buscar “buenos conductores” o “conductores responsables”, no, yo creo que se deben formar conductores sobre todo “hábiles e inteligentes” porque aquello que debe amputarse de los que manejan, no son los celulares o los alimentos, es la estupidez que se propaga más rápido que gripe aviar.
                Pero, por supuesto, eso es una utopía y jamás se verá realizada, mucho menos en aras del año profético para los mayas y quizá también para nosotros, el 2012. Por tanto, buen lector, puedes olvidar este texto y pasarlo solo como una anécdota digna del Libro de los datos inútiles de Algarabía. Mientras yo seguiré disfrutando enormemente el conducir y haré gigantes corajes por los otros que no se mueven al ritmo que las vialidades y el solo sentido común, imponen.
                Y si la curiosidad les ataca, manejo desde los trece años y mi licencia es permanente.

17 mayo 2010

Dueles

29 de abril de 2010
Dueles, profundamente dueles.
A veces en los sueños o en las ganas,
otras, en los recuerdos o en las calles,
en los libros, las historias, los amigos,
las ausencias, y tu aroma aferrado entre mi ropa.
Duele y es un dolor, de suyo, extraño
porque cala en el alma, muy profundo,
pero me acuerdo por mi gusto,
veo la verdad que ayer alguien me dijera,
que en el masoquismo hay una vena placentera.
Duele la piel, que ya no te ha tocado,
duelen mis ojos que hoy no te miraron,
duelen mis manos que no te acariciaron,
duele mi voz por no haberte cantado,
el pecho sufre por extrañarte tanto,
mi oído clama por tu voz tan preciosa
mis piernas lloran, y ya no me sostienen
se doblan y se cansan porque ya no te tienen.
Duele el futbol, el café, y la biblioteca,
manejar, escribir, hablar de ti,
duele sentir que no tuviste duelo
sentirme suplantado sin apenas darme tiempo
a que el amor pudiera revivirse,
eso sí duele.
Duelen mucho tus fotos y vaya cuántas son
duelen tus labios rojos
duele tu cuerpo tibio y tu sexo... y el mío.
Duele más la distancia y el saber
que tras de ti no iré a correr,
duele que ya tus danzas no veré
y las fotografías que no te tomaré,
todos los besos tiernos que no te entregaré
y las noches de luna que no te abrazaré.
Duele que otros labios se impregnen a los tuyos
duele pensar que nunca regreses a mi nido
pero el tiempo y el mundo son cosas dando giros
y confío en el destino, que nos tendrá unidos
El dolor es constante y no deseo
que me abandone pronto
porque quiero saber que a uno le duele solamente
en proporción de lo que amó realmente.
Yo quisiera saber si a tí te duele
tanto como a mí mi muñequita
o pudo más el hecho novedoso
aunado a mis descuidos, de otro mozo.
No quiero que me digas que hoy no puedes
porque quieres iniciar bien esta aventura
porque entonces mujer, surge otra duda,
¿por qué no vas conmigo en nueva ruta?
Iniciándolo bien, sin tropezones
para lograr un mundo de pasiones.
En estricta justicia lo merezco
pero no es por reclamos donde vengo
simplemente quererte y alcanzarlo
ese objetivo dicho es el que tengo
amarte, amarte, amarte para luego
saber si de tu pecho surge el fuego
que reviva las brasas de mi nombre
y me aceptes mujer como a tu hombre,
y quererte hasta el día de la muerte
y saber que contigo va mi suerte.
Compartir tú conmigo el entorno,
puede ser que incluso el matrimonio,
departamento, casa o algún sitio
un perro, o si quieres unos hijos.
Quiero ser esa historia narrada
aunque por ahora me lleva la chingada
porque te extraño mucho y no te miento
porque no puedo mentir en lo que siento
y sí, no quiero apresurar las cosas,
pero dime qué hacer con tantas rosas,
las enviaré a tu casa sin tarjeta,
confío que sabrás quién te las manda,
y que no esperarás que no lo intente,
que no pretenda ser tu amante.
Poquito a poco, amor, no pido mucho
nada más no me impidas adorarte,
déjame verte y déjame abrazarte
uno o dos segundos por la tarde.
No es por parecer aprovechado,
más bien es algo lógico,
por lo menos para poder mostrarte
que mi motivación es por tu risa
no pretendo que diario nos veamos
sino que para hacer algo bien hecho
se debe hacer con todos los recursos,
yo trataré de convencerte amada
para que quieras salir, de mi mano acompañada
ya sea a bailar, o a cualquier sitio
pero déjame convencerte que no es mito
y para eso se requieren ambos
la mía decisión ya está tomada,
pero por favor, no estés callada.
Perdóname mujer mi atrevimiento
pero ¿qué puedo hacer con este sentimiento?
Me dueles, no te miento, desespero
pero habré ser paciente, lo prometo,
sólo pido cual líder sindicado
las mismas condiciones de trabajo
que te amo no hay duda, mi preciosa
pero está en ti, esa otra cosa. 

Cuando más te quiero

De madrugada es cuando más te quiero,
a veces desde la medianoche
e incluso un poco antes
pero tiene que haber total oscuridad para mi amor
porque entonces renaces de las cenizas del recuerdo
y vuelves a a cobrar corporeidad,
con tu boca sagrada de amapola,
tus labios tan dulces y sensuales,
tus piernas, las columnas celestiales,
y tu sonrisa franca y espontánea.

Pasado el horizonte de las doce
entro en el mundo donde aún eres mía,
donde descanso del doloroso extrañarte
y me regocijo mientras llega el día.

Te quiero a la una y a las dos de la mañana
cuando los duendes salen de sus cuevas
y las hadas vuelan hacia la luna
a recargar de polvo sus blanquecinas alas.

Me vienes desde atrás de la memoria,
como remolino que derriba el mito,
tu voz precisa y tu aroma fresco,
caminas lenta hacia mis pupilas.

Y te veo tan cerca, tan asible
y tanto puedo verte si lo quiero,
pero intento tocarte y me muero,
porque te vuelves toda tú invisible.

Y entonces es cuando te extraño
con toda la pena que el trámite causa,
porque no es tu pelo el que mi mano toca,
porque no es tu sexo el que mi ser escancia,
porque no suspiras cerca de mi oído,
porque no comprendo, por qué has huido.

Es que a mí las madrugadas se me van a prisa
el tiempo se escurre cual agua salada
entre mis dedos flacos.
La una, las dos, las seis y acaba el juego,
vuelve la luz, te busco y ya te has ido.
Te has ido porque igual has despertado
y ya no puedo pensarte,
porque estás en tu conciencia,
atada a tu cuerpo como una.

Por eso en las madrugadas te quiero,
porque dormida me permites recobrarte,
a tu alma, tu esencia,
la secuestro mientras haya luna
y la amo intensamente mientras dura.
Pero tú no lo sabes, porque no me crees,
o quizá sí lo sabes
y no quieres confesarlo,
porque también te adueñas de mi mente en el ocaso,
bah! quién lo sabe.

Y suena el reloj y el sol calienta
y me quedé a nada de besarte,
pero qué me pasó, no pude hablarte,
“no quiero más que mientas”.

No sé si me conformo con la noche,
con abrazar tu otro yo plateado.
Un día superaré el calor del rayo
solar y cerraré con broche.

Iré tras de tu cuerpo vivo,
no importa si es un viaje eterno,
del cielo azul a los rojos infiernos,
y juntaré tus labios con los míos.

¿A qué le temes mujer de mis deseos?
¿Qué te impide dejar que te enamore?
Deja vibrar tu alma, que en ti more
el caluroso amor y el romanceo.

De madrugada es cuando más te quiero,
dormido,
cobijado en fantasía
pero en el día he llegado a amarte,
y es en ese escenario,
donde quisiera reunir, tu vida con la mía.