...mis veintisiete caracteres con que debo escribir cada vez que las manos se desatan...
28 septiembre 2012
Sesiones de lectura
Tus ojos avanzaban en la página. Palabra a palabra devorabas el texto, lento al principio, en total pasividad. Al tiempo, las páginas corren entre tus dedos y una gota de sudor surge en tu frente: tu lectura sigue algo más despacio y tu respiración se agita un poco. ¿Lo escuchas? Tu corazón bate con más fuerza.
Tu lectura sigue y se espacia, tartamudeas un poco, cierras los ojos e inspiras largo. Retomas la página del libro, estás dispuesta a terminarlo esta noche.
De pronto bajas los ojos, me miras y tu cara se sonrosa un poco; tus labios se engrosan y el tono bermellón es más intenso: tu pecho late en tu boca que lentamente se humedece. Das algunos traspiés. La lectura sigue, cada vez menos fluida, mientras tus manos se estiran y después, bruscamente, se cierran. Un ahogado grito en la penumbra.
Intentas, tratas infructuosamente de ligar una frase más... una letra, otra. Las palabras, el espacio entre los caracteres crece más y más. Tu mente divaga y tu cuerpo deambula de la tensión a un profundo relajamiento. Resbalas un poco de la silla y sólo la mano continúa en el libro.
Tu cuerpo se arquea un poco y algunos monosílabos se entreveran con onomatopeyas ininteligibles. Cabeza atrás, ojos cerrados, poros cerrados y una corriente que parece recorrerla de los pies hasta la frente...
Cierras las piernas de golpe y avientas el plexo hacia adelante... Lentamente me incorporo. Tus ojos se abren poco a poco y en tu boca reluce una sonrisa. Alguna vez te dije que la lectura era un placer y hoy lo supiste.
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25 septiembre 2012
Quiero...
Quiero un amor como el tuyo,
como ese que se ha quedado repartido en tantos cuerpos,
en tantas piezas de rompecabezas
-muchas de ellas, que no encajan-;
un amor,
mezcla perfecta de los nombres,
del Nombre...
de tantas "tús".
Quiero una boca perfecta
que anule las noches frías,
que bese en todas las formas:
boca de labios eternos de los sueños,
la boca del arquetipo
que habla lo mismo que muerde,
despacio pero constante,
erótica, inteligente.
Quiero tu cuerpo esculpido
a mano y a fuego lento.
Cuerpo de Venus,
Cibeles,
Cleopatra,
Demeter,
Isis,
cuerpo de Maga, de Teresa...
quiero ese cuerpo armado como el Golem,
quiero brindar vida en un soplo, como lo hizo el judío.
Quiero dejarme ir hacia tu sexo,
quiero saber del éxtasis del místico_
"Si los ciegos ahí no ven nada profundo,
los sabios, que lo supremo han reconocido,
en Él se han fundido"...
quiero determinarme allí, en ese momento:
saborear el placer y los pecados,
condenarme a la no resurrección
por ese instante vago.
Quiero fumar un cigarrillo viejo,
en el viejo sillón del piso viejo,
con la vieja nostalgia de aquel tiempo...
Admirar ese humo que me ahoga,
aprisionar la brasa con los labios:
purgarme las palabras de la lengua.
El infame placer, lo doloroso,
el flagelo autoinfligido,
eufónica combinación ensangrentada.
Quiero morir después de todo aquello:
después de amor, de cuerpo y de tu sexo.
No encuentro otra razón que me sostenga:
sea tu contemplación,
anhelo tuyo; tu deseo.
Deseo el final del falso corpus facto,
deseo tus gestos y mi piel entreverados,
un grito, una arcada y el ocaso.
09 septiembre 2012
Otra de Pasadena...
La muerte es la hermana mayor de sueño, pensaba Pasadena mientras
fumaba el último Cherterfield de la cajetilla. Aspiraba y la brasa enrojecía
para luego volverse toda gris. “Curioso, el rojo de la vida y la pasión, y el
gris de la paciente muerte”.
Javier pensaba también en el caso de la mañana: muchacha de 25, sin
cambios de ánimo aparentes. Universitaria. Feliz (describe su madre). ¿Novio?
Sí, buen muchacho primera pista.
Pasadena imaginó a la forense dictando suicidio a la familia y al
novio. La madre lloraba y el novio, estoico. ¿Será posible un asesinato propio?
El detective había ya resuelto el caso en su cabeza, así, fumando un
cigarro. Era una lástima que la madre jamás se acercaría a él para investigar;
es más, jamás sospecharía. En tanto el novio seguiría impune por los siglos de
los siglos, y se haría, según Pasadena, un hito en los asesinos seriales.
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