Javier Pasadena caminó la playa con su sombrero inseparable y una cerveza clara. Tenía los ojos irritados por el desvelo y la nostalgia. Recordaba su voz, la de esa última llamada. "Dicen que la distancia es el olvido" tarareó y sonrió por recordar sólo la versión de Luis Miguel.
Decidió descalzarse y sentir cómo la arena le quemaba las plantas. Se dejó mojar el pantalón por el agua marina acariciante: las olas, la brisa y su ausencia. Pasadena miraba el horizonte, "¿qué habrá detrás del Sol?", se dijo. Bebió de un sorbo la cerveza y se imaginó, ridículo, frente a la playa, tratando de negar, todavía, que la extrañaba.
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