12 junio 2009

Apología de lo cursi

Apenas ayer en clase de literatura se establecía un ataque frontal contra lo cursi en un cuento de Julio Cortázar, "Anillo de Moebius", lo cuál me hizo recordar que a últimas fechas y sobre todo en círculos de los llamados "intelectuales" se ha desprestigiado cuando no aberrado la cursilería y no es que en particular me moleste, sinceramente jamás me he sentido incluso en dichos grupos, sin embargo el placer de la cursilería me motiva a intentar aunque sea una leve reivindicación ante los ojos del mundo.

Y es que la cursilería no es un trapiche cualquiera que sirva únicamente para exagerar hasta el ridículo el tema universal del amor, creo más bien que lo cursi responde a un estado de ánimo particular, muy particular y quizá sea por eso que tanto se le demerita, me refiero a que cualquiera que alguna vez haya sentido la emoción de un primer amor llegó a ser cursi. No significa que el poeta amoroso sea por antonomasia, lo es por momentos como puede ser trágico, cómico o dramático. Jaime Sabines gusta entre el grueso de la gente sí, por sus poemas amorosos (que yo podría considerar cursis) además de que, en apariencia, son extrremadamente fáciles de leer y/o aprender; sin embargo si leemos Algo sobre la muerte del Mayor Sabines, podemos ver en un texto mucho más elaborado que el amor no sólo se expresa exacerbado cuando se le canta a una mujer, también cuando de un familiar se trata y ahí no se condena o se etiqueta.

A qué me refiero, bien, lo que intento revocar es la tesis de que todo lo exclusivamente amoroso o que implique un sentimiento romántico al estilo de Werther sea cursi, sinceramente siento que se ha tipificado de este modo por un exceso, sí, de pseudorománticos que hacen del poema de amor una caricatura de lo que realmente tiene para ofrecer, pero creo que lo amoroso es un tema por de más rescatable y digno para trabajarse. Quién de ustedes se atrevería a señalar el capítulo 7 de Rayuela como cursi: es uno de los mejores poemas en prosa que se haya jamás escrito.

Razón de amor y La voz a ti debida son dos ejemplos más de un tratamiento portentoso del tema amoroso: Pedro Salinas descubre recursos infinitos para referir lo que del pecho le sale, no en vano es uno de los mejores poetas españoles del siglo XX y el amor no es lo que lo convirtió en eso sino la forma de tratar el amor. Así como dijo el buen amigo Nava: "no hay nada nuevo bajo el sol, el talento está en la manera de tratarlo"; no puedo referir otra cosa al respecto.

Están muchos ejemplos más en la literatura: La devoción de Don Quijote por Dulcinea del Toboso; los amores entre Pietro Crespi y Amaranta que concluyen con la muerte del italiano, la dedicatoria "Soy un hombre de palabra" de La risa en el abismo de Oscar de la Borbolla, las vicisitudes del susodicho Werther, EL CARO VICTRIX de Efrén Rebolledo, y muchos más que desde sus trincheras particulares han tratado siempre con maestría el tema del amor y lo han hecho de verdad profundamente, pero ello no los sitúa en una situación de cursis o literatura fácil...

Últimamente se ha hecho costumbre que el amor sea tachado de cursi y no hago sino invitar a los propugnantes de tal mención que no universalicen porque quizá, más de uno, haya hecho los pininos literarios gracias a algún texto amoroso....

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