17 mayo 2010

Dueles

29 de abril de 2010
Dueles, profundamente dueles.
A veces en los sueños o en las ganas,
otras, en los recuerdos o en las calles,
en los libros, las historias, los amigos,
las ausencias, y tu aroma aferrado entre mi ropa.
Duele y es un dolor, de suyo, extraño
porque cala en el alma, muy profundo,
pero me acuerdo por mi gusto,
veo la verdad que ayer alguien me dijera,
que en el masoquismo hay una vena placentera.
Duele la piel, que ya no te ha tocado,
duelen mis ojos que hoy no te miraron,
duelen mis manos que no te acariciaron,
duele mi voz por no haberte cantado,
el pecho sufre por extrañarte tanto,
mi oído clama por tu voz tan preciosa
mis piernas lloran, y ya no me sostienen
se doblan y se cansan porque ya no te tienen.
Duele el futbol, el café, y la biblioteca,
manejar, escribir, hablar de ti,
duele sentir que no tuviste duelo
sentirme suplantado sin apenas darme tiempo
a que el amor pudiera revivirse,
eso sí duele.
Duelen mucho tus fotos y vaya cuántas son
duelen tus labios rojos
duele tu cuerpo tibio y tu sexo... y el mío.
Duele más la distancia y el saber
que tras de ti no iré a correr,
duele que ya tus danzas no veré
y las fotografías que no te tomaré,
todos los besos tiernos que no te entregaré
y las noches de luna que no te abrazaré.
Duele que otros labios se impregnen a los tuyos
duele pensar que nunca regreses a mi nido
pero el tiempo y el mundo son cosas dando giros
y confío en el destino, que nos tendrá unidos
El dolor es constante y no deseo
que me abandone pronto
porque quiero saber que a uno le duele solamente
en proporción de lo que amó realmente.
Yo quisiera saber si a tí te duele
tanto como a mí mi muñequita
o pudo más el hecho novedoso
aunado a mis descuidos, de otro mozo.
No quiero que me digas que hoy no puedes
porque quieres iniciar bien esta aventura
porque entonces mujer, surge otra duda,
¿por qué no vas conmigo en nueva ruta?
Iniciándolo bien, sin tropezones
para lograr un mundo de pasiones.
En estricta justicia lo merezco
pero no es por reclamos donde vengo
simplemente quererte y alcanzarlo
ese objetivo dicho es el que tengo
amarte, amarte, amarte para luego
saber si de tu pecho surge el fuego
que reviva las brasas de mi nombre
y me aceptes mujer como a tu hombre,
y quererte hasta el día de la muerte
y saber que contigo va mi suerte.
Compartir tú conmigo el entorno,
puede ser que incluso el matrimonio,
departamento, casa o algún sitio
un perro, o si quieres unos hijos.
Quiero ser esa historia narrada
aunque por ahora me lleva la chingada
porque te extraño mucho y no te miento
porque no puedo mentir en lo que siento
y sí, no quiero apresurar las cosas,
pero dime qué hacer con tantas rosas,
las enviaré a tu casa sin tarjeta,
confío que sabrás quién te las manda,
y que no esperarás que no lo intente,
que no pretenda ser tu amante.
Poquito a poco, amor, no pido mucho
nada más no me impidas adorarte,
déjame verte y déjame abrazarte
uno o dos segundos por la tarde.
No es por parecer aprovechado,
más bien es algo lógico,
por lo menos para poder mostrarte
que mi motivación es por tu risa
no pretendo que diario nos veamos
sino que para hacer algo bien hecho
se debe hacer con todos los recursos,
yo trataré de convencerte amada
para que quieras salir, de mi mano acompañada
ya sea a bailar, o a cualquier sitio
pero déjame convencerte que no es mito
y para eso se requieren ambos
la mía decisión ya está tomada,
pero por favor, no estés callada.
Perdóname mujer mi atrevimiento
pero ¿qué puedo hacer con este sentimiento?
Me dueles, no te miento, desespero
pero habré ser paciente, lo prometo,
sólo pido cual líder sindicado
las mismas condiciones de trabajo
que te amo no hay duda, mi preciosa
pero está en ti, esa otra cosa. 

Cuando más te quiero

De madrugada es cuando más te quiero,
a veces desde la medianoche
e incluso un poco antes
pero tiene que haber total oscuridad para mi amor
porque entonces renaces de las cenizas del recuerdo
y vuelves a a cobrar corporeidad,
con tu boca sagrada de amapola,
tus labios tan dulces y sensuales,
tus piernas, las columnas celestiales,
y tu sonrisa franca y espontánea.

Pasado el horizonte de las doce
entro en el mundo donde aún eres mía,
donde descanso del doloroso extrañarte
y me regocijo mientras llega el día.

Te quiero a la una y a las dos de la mañana
cuando los duendes salen de sus cuevas
y las hadas vuelan hacia la luna
a recargar de polvo sus blanquecinas alas.

Me vienes desde atrás de la memoria,
como remolino que derriba el mito,
tu voz precisa y tu aroma fresco,
caminas lenta hacia mis pupilas.

Y te veo tan cerca, tan asible
y tanto puedo verte si lo quiero,
pero intento tocarte y me muero,
porque te vuelves toda tú invisible.

Y entonces es cuando te extraño
con toda la pena que el trámite causa,
porque no es tu pelo el que mi mano toca,
porque no es tu sexo el que mi ser escancia,
porque no suspiras cerca de mi oído,
porque no comprendo, por qué has huido.

Es que a mí las madrugadas se me van a prisa
el tiempo se escurre cual agua salada
entre mis dedos flacos.
La una, las dos, las seis y acaba el juego,
vuelve la luz, te busco y ya te has ido.
Te has ido porque igual has despertado
y ya no puedo pensarte,
porque estás en tu conciencia,
atada a tu cuerpo como una.

Por eso en las madrugadas te quiero,
porque dormida me permites recobrarte,
a tu alma, tu esencia,
la secuestro mientras haya luna
y la amo intensamente mientras dura.
Pero tú no lo sabes, porque no me crees,
o quizá sí lo sabes
y no quieres confesarlo,
porque también te adueñas de mi mente en el ocaso,
bah! quién lo sabe.

Y suena el reloj y el sol calienta
y me quedé a nada de besarte,
pero qué me pasó, no pude hablarte,
“no quiero más que mientas”.

No sé si me conformo con la noche,
con abrazar tu otro yo plateado.
Un día superaré el calor del rayo
solar y cerraré con broche.

Iré tras de tu cuerpo vivo,
no importa si es un viaje eterno,
del cielo azul a los rojos infiernos,
y juntaré tus labios con los míos.

¿A qué le temes mujer de mis deseos?
¿Qué te impide dejar que te enamore?
Deja vibrar tu alma, que en ti more
el caluroso amor y el romanceo.

De madrugada es cuando más te quiero,
dormido,
cobijado en fantasía
pero en el día he llegado a amarte,
y es en ese escenario,
donde quisiera reunir, tu vida con la mía.

11 mayo 2010

No pido...

Yo no te pido nada
no te lo pido porque no lo merezco
porque no te soy digno, no te ofrezco
palacios ni riqueza acumulada
en cofres y enterrados en las islas
desiertas que los cuentos han contado.

No te pido nada, es cierto
aunque grato me sería un beso,
tan dulce, con tus labios y mis labios
una filosofía que los sabios
no llegan a entender en muchos años.

Pero no, no puedo imaginarlo
porque no te pido nada:
No te pido recostarte en mi hombro,
ni que pienses en mí una vez al día,
mucho menos pedir en fantasía
amarnos uno al otro en la velada.

Eso es imposible luna mía,
yo no podría pedirte tales cosas.
Imagina que yo te enviara rosas
y pensara tu mano entre las mías.

No, no y no, jamás lo haré,
porque el amor que doy no busca recompensas,
y sin embargo soñaré que piensas
en mi nombre y mi ser ante tu puerta.

¿Por qué mujer si no te pido nada?
me gusta imaginar el adorarte,
mi brazo en tu cintura delineada,
y no puedo dejar de extrañarte.

No solicito venia aunque acepto
si tu voluntad quisiera regalarme,
tu aroma, tu tersura, cada baile,
tu risa, tus pasiones y tu afecto.

No pido, pero ah! sería tan bello,
si osaras una vez a la semana
pudiéramos salir por las mañanas
y yo abrazarte para besar tu cuello.

Como vez soy sensato
y no te pido nada
imagino tenerlo, pero de eso a pedirlo...
sería vanidad.
Mejor es el soñar con que un día me regales
un poco de tu tiempo por propias voluntades
aceptes concederme una de tus tardes,
no importa si un minuto, una hora o un segundo
si tú me lo permites
te haré sentir la mujer más feliz del mundo
pero eso es imposible en tanto no confíes
en que te amo tanto como digo.

No pido ser el dueño de tu cuerpo
pero quisiera otra vez amanecer en tu lecho
amarte todo el cuerpo y hasta el alma,
como sólo lo hace quien así ama,
pero... no es más que boba ilusión,
aunque tu nombre esté tatuado en mi emoción.

¿Lo ves? No pido nada amada mía,
simplemente a tu voz yo me someto,
si me dejas amarte te prometo
que te haré más dichosa cada día.

Yo no pediré nunca, pero mira,
tú pide de tu esclavo lo que quieras
porque yo decidí que hasta que muera
daré todo mi ser para mi estrella.

Entre mi amor y tú


Entre mi amor y tú no hay diferencia:
Tú eres la ilusión del fuego eterno,
la redención que salva del infierno
al infame aprendiz de amor y ciencia.

Entre mi amor y tú no valen nombres,
porque sobran las letras si hay un beso,
de amor o de pasión, diera por eso
mi libertad, la vida de mil hombres.

Entre mi amor y tú pasan las noches.
Tú mi luna prendida en la ventana,
a la que extraño tanto en las mañanas
y que consuela todos mis dolores.

Entre mi amor y tú, no sé qué digo,
porque estás tan lejana de mi mundo
y aunque sé que es distinto nuestro rumbo
quisiera que miraras al mendigo.

Entre mi amor y tú, amada mía,
no hay más que la ilusión de que me mires,
que tal vez, tú por mí, un día suspires.
Y permitas a mi alma la osadía.

Entre mi amor y tú va el imposible,
pero eterno calor que de mí surge,
por tu piel excitante que me urge
a imaginarme tuyo, ¡qué risible!

Entre mi amor y tú, niña preciosa,
quisiera desvelar el crucigrama
de encontrarnos en la misma cama,
de saber si quisieras ser mi esposa.

Entre mi amor y tú no pasa el tiempo
ni hay prisa, ni presión. Hay que ir despacio.
Te doy la libertad, dejo tu espacio,
yo sólo te ofrezco mis momentos.

Entre mi amor y tú hablan las miradas,
el lenguaje oral a veces sobra,
si nuestros cuerpos se juntan en la obra
maestra del amor, con las luces apagadas.

Entre mi amor y tú hay música viva:
tu risa y mi emoción cantan en coro.
Mirarte un segundo, vale más que el oro,
besarte con pasión intempestiva.

Entre mi amor y tú quizá no hay nada
pueden ser sólo sueños de agonía
promesas vanas, para pasar el día.
Pero eso no me dice tu mirada.

Entre mi amor y tú, ocaso loco
que ocultó nuestras manos de la vista
yo bien sé que quizá no estés lista
pero deja acercarme poco a poco.