A medio camino de las próximas elecciones, parece que el cielo escampa para algunos y para otros se encapota en este trajín terrible de la promoción y del proselitismo. A decir de los medios de comunicación regulados: televisión, radio y prensa escrita, el candidato del Revolucionario Institucional encabeza las preferencias de los votantes o, por lo menos, así lo declaran sus fuentes encuestadoras. Por otro lado, la candidata de Acción Nacional se pierde en lontananza como aquel barco que zarpara de Southamton en abril de 1912 y cuyo aniversario funesto celebramos en este año presidencial. En cuanto al candidato de Regeneración Nacional, se muestra que, derivado más del fracaso blanquiazul que por méritos propios, ha escalado al segundo lugar en preferencias pero todavía está lejos del puntero. Por último pero (no) menos importante, el postulado por Nueva Alianza intenta convencer a los jóvenes y llamar al electorado a optar por su propuesta, con lo cual, todo indica que logrará mantener el registro.
Pero ¿cuál es la otra lectura de las elecciones? ¿Cuál es la percepción que tiene ese mass media no regulado al que tanto criticó el periodista Carlos Loret de Mola por la guerra sucia emprendida contra Enrique Peña Nieto? ¿Qué tiene que decir el México de Internet?
A fuerza de ser sinceros debemos atender que durante este proceso electoral, ha habido dos tipos de público: el tradicional que se ciñe a la información dada a conocer por los medios tradicionales susodichos y el contemporáneo que se vale de Internet como fuente principal de datos. Pero ¿cuál es la diferencia principal que estriba entre estos públicos? La respuesta es simple: la “no regulación”.
Y es que, al indagar las restricciones impuestas por el IFE a los medios y a los candidatos, sólo se puede concluir que la burocracia es la misma y que, al parecer, mejor se entienden mientras no los entendamos. Así las cosas, pero lo rescatable es que el Internet quedó límpido de tamaños estragos y se ha convertido en un escenario de participación, confrontación y crítica a las propuestas de los candidatos postulados a la presidencia de México lo cual, sin duda, es un agradable dato pues demuestra una madurez y una información mayor del votante, lo cual derivará, seguramente, en una alta participación en las urnas: una clara evolución del pensamiento democrático. Lo curioso es la disparidad de informaciones que se tienen en uno y otro contexto, casi como si viviéramos en países distintos y distantes… una historia cuasi salida de la famosa historia escrita por Lewis Carroll.
Durante estos días de campaña y ya desde los previos se han dado curiosos acontecimientos que son dignos de recordarse aunque sea brevemente y, con un afán de orden más que de importancia, habremos de referirlos con cada candidato.
Enrique Peña Nieto es recordado por varias cosas: su demostrada falta de memoria (que no de lecturas, porque yo todavía le creo que ha leído “varias, desde novelas que [le] gustaron en lo particular) al no recordar tres libros o autores que hubieran marcado su vida durante la presentación de su libro México, La Gran Esperanza en la FIL Guadalajara 2012; el desafortunado comentario de su hija Paulina Peña al insultar a la “prole” desde su cuenta de Twitter; sus fallos en cuanto a los precios de la canasta básica y la “puntada” de no ser la ‘señora de la casa’; el nerviosismo exacerbado que mostró al dar lectura a un discurso en inglés durante la Speaking World Future Societys de 2008, algunos otros errores de discurso en campañas (como al defender “justicia y desigualdad social”) y, más recientemente, su malograda interacción con el estudiantado universitario de la Iberoamericana.
Aquí surge un problema de focalización: pareciera que en la realidad “regulada” todos estos incidentes pasan desapercibidos, e incluso como bonanza para el señor Peña Nieto, tal como demuestran los encabezados de los periódicos de la Organización Editorial Mexicana que dirige don Olegario Vázquez Raña, los cuales tenían por encabezado unánime “Éxito de Peña Nieto pese a intento orquestado de boicot”. Ha sido en el ciberespacio, particularmente en las redes sociales donde se ha despertado una crítica feroz en contra del candidato priísta, pero no una crítica únicamente burlesca sino también perdurable. Si bien es cierto que algunos de sus fallos, como el de la FIL y el de su lectura de discurso en inglés, han dado lugar a chistes y burlas por parte de los usuarios de la red, también es cierto que los más audaces han llevado sus intervenciones a temas como su desempeño al gobernar el Edomex en materia de seguridad, pobreza, desvío de recursos, encubrimiento de pasadas administraciones en fraudes y abuso de autoridad. Con todas sus letras: en Internet, Peña Nieto no está, ni de cerca, con los números mostrados por la televisión, la radio o la prensa. El repudio se muestra generalizado al cuestionarlo en asuntos particulares como la evidente violación de derechos humanos y abuso ignominioso de poder, por parte de las corporaciones policiacas que participaron en el “restablecimiento del orden” en San Salvador Atenco en 2006: una reubicación de comerciantes que terminó en masacre y mostró la más terrible impunidad para los culpables quienes deben seguir libres, con el cargo justo, pero insuficiente, de su propia consciencia. Peña Nieto enmudece ante estos cuestionamientos, ante el recuerdo. Parece que para él, su administración tiene como mejores referentes los videos que protagonizaba su ahora esposa, Angélica Rivera y posteriormente Lucero.
Durante el primer debate entre los presidenciables, Peña Nieto lució más relajado y pudo contestar con cierta holgura los cuestionamientos y ataques de sus adversarios pero queda para la memoria un “tiro que le salió por la culata” como versa el refrán. El priísta replicaba un ataque de AMLO con el sabido caso de Bejarano a lo que el tabasqueño contestó que “Ponce lleva ocho años en la cárcel, Bejarano también estuvo y fíjese cómo son las cosas. Usted que fue secretario de administración de Montiel, está aquí”. Sobre el muerto, las coronas, dirían algunos. Y en esa tumba se clava también la negativa de Peña a participar en un debate convocado de manera independiente por la periodista Carmen Aristegui lo cual deja una seria duda de su compromiso con la información y las ganas de mostrarse en un medio menos ceñido a conveniencias.
La más reciente de EPN fue su visita a la Universidad Iberoamericana, lugar donde participaría en el foro “Buen ciudadano Ibero” y posteriormente concedería una entrevista en la estación de radio de la institución. A pesar de que los medios calificaron como un éxito dicha participación pese al orquestado boicot, no explican, ni televisoras ni la gente del PRI, que si fue exitoso ¿por qué no conceder la entrevista al programa radiofónico? Lo cierto es que un numeroso grupo de estudiantes increparon con pancartas y gritos al candidato, vituperándolo y haciendo que su salida tuviera más cara de huída. Evidentemente el PRI en voz de su dirigente, Pedro Joaquín Coldwell, no titubeó en señalar que “seguramente, esos ni eran estudiantes” y solicitó a las autoridades investigar el incidente. La Ibero respondió con un comunicado en el que indica la no participación de grupos ajenos al estudiantado y no sólo eso sino que los mismos alumnos, vía Youtube, constataron su calidad de alumnos con lo cual dejaron pasmados a los tricolores. Lo terrible es que el equipo de campaña, directa o indirectamente se atreva a amenazar a estos estudiantes que ejercieron su libertad de expresión y que no es la primera vez, baste recordar la amenaza que sufrió el grupo de Facebook “A que reunimos un millón de mexicanos que no votaremos por Peña Nieto” también desde las lides priístas. Con esto, Peña Nieto muestra esa fragilidad que se le achaca desde este universo alterno, el virtual, donde se lo ve como lo que es, un producto prefabricado, construido por la televisión desde hace años que lo que tiene de popular lo tiene de cola para pisar.
Josefina Vázquez Mota dista de ser la candidata más hábil en el manejo de campaña. Los errores también han aparecido y estos sí han tenido reflejo incluso en el mundo controlado. El estadio vacío, las equivocaciones de sus asesores, erratas en sus discursos… la lista es amplia y parece la constante. Josefina se ve cansada, resignada, podría decirse. Todos (me incluyo) pensábamos que si había logrado salir avante en la contienda interpartidista, cuando menos lograría posicionar al PAN en una competencia directa pero las cartas no le han salido, o, como han dicho algunos “es falta de talento”. Vázquez Mota, leí en algún lado, “está indecisa entre ser la madre putativa de los mexicanos y la líder que se necesita, está dudosa de usar falda o pantalones”, lo cierto es que en Acción Nacional ya van dándose por vencidos; eso de explicar a diario la falla del día anterior no les está trayendo buenos dividendos.
De ella se esperaba mucho, ganó y bien su candidatura, parecía la nueva cara de un partido a sabiendas derechista y persignado que lanzaba como carta fuerte, en aras de la inclusión y los nuevos tiempos, amén de sus notables cualidades políticas, una mujer capaz de llegar a la silla, de continuar con el rumbo que se ha trazado por doce años de alternancia, un partido que continuara aquel sueño democrático que tuvo México cuando Fox le arrebató Los Pinos al PRI. Los otrora vítores, hoy caras largas. ¿Qué se puede esperar cuando un expresidente correligionario critica duramente las campañas, la campaña, y alude a los “milagros” como único medio de salvar ese barco del cual se nota cada vez menos superficie sobre el mar?
Dice Jesús Silva-Hérzog Márquez, y dice bien: “Si no sabemos qué mensaje quiere proyectar Josefina Vázquez Mota es porque representa a un partido atolondrado, El PAN vive una profunda crisis de identidad producto de dos sexenios frustrantes y el extravío de sus principios elementales. En Josefina Vázquez Mota, el PAN encontró a la candidata que exhibe y que magnifica esa crisis”.
Abulia, malestar, equivocaciones, frustración, era ya la crónica de una muerte anunciada. Si con la segunda elección, la de Calderón, les costó tanto convalidarla, en esta han perdido el poco aire que aún podían tener. Por eso no falta quien especule que Calderón esté atando relaciones con miras a futuro con Peña, pues su candidata se va secando cada vez más rápido ante el subir del sol (azteca). ¿Será? No creo, eso no pasa en mi país.
Gabriel Quadri de la Torre es un caso peculiar. Quadri “no era político hasta hace mes y medio” y su discurso va en contrapunto de los que llama “políticos de siempre”. Pero, analicemos un poco este caso peculiar: ante la intempestiva ruptura entre el Revolucionario Institucional con Nueva Alianza en una coalición no sólo mediática sino ideológica que luce más conforme pasan los días, el partido que alguna vez dirigiera un gran boxeador, digo político, digo empresario… bueno, postula a un medioambientalista doctorado, que se ha desempeñado en organismos gubernamentales, particulares y educativos, para ser contendiente a la presidencia de México. No citaré aquí que el PANAL es el partido de la maestra, del SNTE y que muchos afirman que Quadri responde directamente a las órdenes de Elba Esther Gordillo, no. Nos limitaremos a decir qué va de la campaña de don Gabriel y cómo se ha recibido en Internet.
Quadri es el ejemplo de la transparencia, por lo menos en lo que a campaña se refiere porque sus porcentajes varían poco en ambos mundos, ambas caras de la moneda. El señor Gabriel, me parece, sabe que no ganará pero pelea por el registro y por ello postula su candidatura como un nuevo estilo de gobernar, deslindándose de la burocracia y el paternalismo pero no acierta a mirar hacia atrás cuando discurre y, por eso, a veces lo importunan.
Las principales críticas han sido sobre su relación con Elba Esther a quien en sus primeras entrevistas como candidato dijo no conocer y luego, con el paso de los días fue rectificando. Además, no le ha ido bien en sus visitas universitarias: primero en la escuela de periodismo “Carlos Septién García”, los estudiantes le increparon haber fingido su llegada en la combi de campaña pues lo descubrieron al descender del jetta blindado unas cuadras antes de arribar; su respuesta fue: dame chance, ando en campaña. En cuanto a lo más reciente, parece haber replicado la historia de Peña Nieto en la Iberoamericana, sólo que el candidato del PANAL, lo vivió en la Autónoma de Querétaro donde le replicaron sus propuestas neoliberales y su relación con la “maestra”. Ante eso, don Gabriel acusó a AMLO de instigar a los jóvenes a la intolerancia universitaria. ¿Será? ¡Qué jóvenes con tan poco criterio que se dejan guiar por el mal camino!
No se sabe mucho más. Gabriel Quadri fue el candidato que mejor librado salió del debate, aunque también mantuvo el papel antagónico con los "políticos de siempre”. Sus propuestas: quitar subsidios a combustibles, permitir inversión privada en casi todo… Me recuerda a Sir Simon de Canterville: trata de asustar pero al final, se resignará y descansará en paz.
Andrés Manuel López Obrador. El caso del candidato de las izquierdas causa furor y fobia casi en medida similar. En televisión lo vemos siempre como segundo, a la caza de quien se deje, vituperado por cuanto periodista se precia, salvo honrosas excepciones, pero esto no debe sorprendernos, si hace seis años fue una estrategia a todas luces y funcionó, habrá de volver a funcionar sólo que esta ocasión de forma más velada.
De este lado del espejo cibernético, la cosa resulta harto distinta de lo que se mira en otros lares. La verdad sea dicha: gran parte de los usuarios de las redes sociales pugnan por una sucesión presidencial que desplace el actual modelo económico y social del país en aras de modificar los planteamientos capitalistas y neoliberales que han existido en el país, sobre todo a partir de las elecciones de 1988. Un modelo económico que ha fracasado una ocasión tras otra y que se empeña, intolerante y totalitario, en seguir rigiendo el devenir mundial.
En ese sentido, espacios como Facebook, Twitter o Youtube han cobrado una importancia mayúscula al postular cantidad de comentarios, videos, audios que son prueba de la persecución que pesa sobre el candidato de Regeneración Nacional desde años ha. Destacados escritores e intelectuales han mostrado su preferencia por este candidato sobre los otros mal que les pese a las huestes que determinan las dosis de información que debe recibir la población, las más de las veces, maquillada.
Es en Internet donde podemos encontrar los videos de las propuestas de este postulante, pues en televisión, por lo menos, recordamos el retiro de los anuncios de López Obrador antes de que iniciara, oficialmente, la campaña. Ello, si fuera en sentido igual para todos, ningún problema tendría pues se sujeta a lo establecido en la ley electoral, pero resulta curioso que tras esta restricción, no se haya actuado igual, por ejemplo, con los anuncios TELEVISAdos del señor Peña. ¿A qué el trato diferencial?
Para nadie es un secreto que en 2006 las elecciones tuvieron mucho de turbio y fraudulento: lo dijeron periodistas (que hoy abjuran del señor López), observadores electorales, videos, incluso el Tribunal Electoral aceptó que existieron irregularidades pero no las consideró suficientes para pedir el legítimo derecho de conocer, puntualmente, los resultados del proceso: hubo trampa pero nomás poquita.
Las fobias van desde considerarlo otro dictador en potencia, un populista, demagogo, falaz, mitómano y tantos otros adjetivos peyorativos. Mi pregunta es, si fuese así, por qué la necesidad de los otros partidos de seguirlo recordando, ¿de dónde les surge el miedo? ¿Por qué tanto terror ante la posibilidad del cambio de régimen? ¿Por qué sólo por medios masivos? Es cuando las sospechas y señalamientos del tabasqueño sobre una oligarquía no suenan tan descabellados: la información es poder y el poder lo tienen los medios. Sólo que en esta máxima se olvidaron los señores del medio con mayor crecimiento mundial y es ahí donde recae su poder.
Las consigas no se hacen esperar, las muestras de apoyo, las campañas en microescala, pero más allá del apoyo que pueda tener un servidor con respecto a un proyecto de nación, lo que impera aquí es el despertar hacia la verdadera democracia de esta sociedad que antaño parecía contagiada de la abulia mediática: aletargada por las telenovelas, creyente fervorosa de los pseudoperiodistas que venden todo por unas monedas, como en el mito aquel del nazareno. Hoy el país es otro y yo creo en aquello de que todo cambio es bueno.
Se demuestra cada vez más la falsedad de datos, la manipulación de encuestas, la coraza periodística que favorece al candidato priísta y golpea al izquierdista, la formación de tendencias de forma desleal, pero bueno, la democracia siempre ha sido eso.
¿Descalabros? ¡Claro que los ha habido! El más reciente, el debate, donde se le recriminó a AMLO la falta de propuestas y los constantes ataques a Peña Nieto, su afán de recriminar los problemas nacionales a un grupo de intereses e interesados, y la foto al revés. Pero seguro habrá habido gente que escuchó atenta lo que AMLO viene diciendo de años atrás, pero ahora resulta que cuando una denuncia se lleva a flor de labios durante años, deviene en risible y obra de paranoia y nunca, como debiera, en valentía y congruencia.
Así, queridos lectores, falta media legua para llegar al arrancadero, con noticias que van y vienen desde diversos puntos. El IFE ha dicho que sí habrá conteo rápido, Peña Nieto teme acudir a más universidades “porque estarán en exámenes”; Vázquez Mota se mira abandonada como única tripulante de un barco que no puede controlar y que probablemente arrastrará al fondo su carrera política, amén de las especulaciones de pacto entre Calderón y Peña: sólo le quedará tomar algunas aspirinas para la resaca poselectoral; Quadri es un títere al que se le caen las cuerdas a cada paso: se le relaciona con Elba y no sabe cómo quitarse la crítica, admite apertura pero no gusta del rechazo a sus ideas, ¿sus propuestas?: un neoliberalismo más radical; Obrador es la historia de sus empeños, mal que les pese a quienes han venido acallando con injurias, la campaña. No sé, no garantizaría que uno u otro candidato gane de forma previsible, lo que sí veo es que las realidades de ambos lados del espejo se confrontarán en las urnas y será allá, en ese momento, cuando sabremos si la historia se repite hasta el infinito o si se romperá a favor de la reciente, de la infante democracia mexicana.
A título personal creo que, incluso por mera estadística, ya toca levantar la siniestra. ¿Cuál será la realidad que terminará por imponerse? Habrá de verse, habrá de crearse.
Compártanla, rólenla, que para eso es